VIDA RETIRADA
¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
No cura, si la fama canta con voz su nombre pregonera, ni cura, si encarama la lengua lisonjera, lo que condena la verdad sincera.
¿Qué presta a mi contento, si soy del vano dedo señalada, si en busca de este viento ando desalentado con ansias vivas, con mortal cuidado?
¡Oh campo, oh monte, oh río! ¡Oh secreto seguro deleitoso!
Roto casi el navío, a vuestro olmo reposo hallo de aqueste mar tempestuoso.
Un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero; no quiero ver el ceño vanamente severo de a quien la sangre ensalza o el dinero.
Despiértenme las aves con su cantar suave no aprendido, no los cuidados graves de que es siempre seguido quien al ajeno arbitrio está atenido.
Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo.
Fray Luis de León
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