Ayudará mucho saber diferenciar entre la felicidad, la alegría y la bienaventuranza:
Primero, la felicidad tiene su asiento en las emociones y es una reacción de la personalidad.
Segundo, la alegría es una cualidad del alma, sentida mentalmente cuando se efectúa el alineamiento.
Tercero, la beatitud es la naturaleza del espíritu, sobre lo cual es inútil hacer conjeturas, hasta que el alma se de cuenta de su unicidad con el Padre.
Esta comprensión viene después de una etapa anterior, en la que el yo personal se unifica con el alma. Por lo tanto, la especulación y el análisis respecto a la naturaleza de la beatitud, no son de ningún beneficio para el hombre común, cuyas metáforas y terminología tienen por fuerza que ser personales y están relacionadas con el mundo de los sentidos. ¿El aspirante se refiere a su felicidad o a su alegría? Si es a esta última, debe ser efecto de la conciencia y solidaridad grupales, de la unicidad con todos los seres y, después de todo, no puede ser interpretado en términos de felicidad.
La felicidad llega cuando la personalidad cumple con esas condiciones que satisfacen una u otra parte de su naturaleza inferior; cuando se experimenta una sensación de bienestar físico, contentamiento con su propio medio ambiente, con las personas que lo rodean o con las oportunidades y contactos mentales. La felicidad constituye la meta del yo separado” ( Tomado del libro, "Reflexionen sobre esto" – Alice Bailey)