Lo mismo que ocurre con el pensador respecto a lo pensado, así ocurre
con el observador y lo observado, unos están a un lado y otros a otro. Lo
observado puede estar en el mundo físico o en nuestro aspecto interior, la
diferencia está en que si es del exterior será un objeto, animal o persona
cuya imagen nos llega a través de los sentidos, y si es interior lo percibimos
como algo más cercano, algo de “nuestra creación” —sentimientos, deseos,
pensamientos…— Aun siendo algo interno de nuestra creación, nosotros,
como Egos o Yo superior, estamos separados y por encima de todas esas
expresiones de la personalidad siempre que sepamos aislarnos y controlar la
mente. Cuando no estamos ´”del lado observador” o “como observadores
conscientes” actuamos como una personalidad dominada por los deseos y
sentimientos del cuerpo emocional y por la mente pensante que casi no
nos deja libertad para pensar ni la paz interna que deberíamos tener. Los
impedimentos más comunes para encontrar la paz y la libertad son:
1º.- Los deseos, sentimientos o emociones que, como respuesta a algo que
perciben nuestros sentidos o a los pensamientos que crea la mente, nos
impulsan a actuar, a pensar o a expresar malos sentimientos y deseos.
2º.- La mente, que debido a las interferencias —hábitos, preocupaciones,
miedos, impulsos externos o internos, etc. — obstaculiza porque no deja de pensar.
3º.- El hecho de hablar inconsciente, impulsiva o instintivamente como
efecto de los dos puntos anteriores.
4º.- La actuación mecánica o autómata desde cualquier aspecto porque impide
que la voluntad se exprese con consciencia y atención sobre todo lo que le rodea.
5º.-La imaginación, que también hace que estemos del otro lado de nuestra
propia consciencia de “Yo soy aquí y ahora” y por tanto como en los anteriores
puntos, hace que nos identifiquemos con todos esos
aspectos obstructores de la personalidad.
Identificarse con todos los aspectos mencionados de la personalidad y
con el mundo físico y sus circunstancias y personas es estar en la
inconsciencia de la realidad, es estar dormidos; estar despierto se
llama al hecho de ser consciente en todo momento de todo hecho
o expresión personal gracias a la atenta observación.