El apego no es amor
Es muy fácil confundirse. Lo que entendemos por amor con frecuencia tiene más elementos de no-amor que de lo que compone el amor verdadero. Es sorprendente la paradoja: películas, canciones, telenovelas para masas ávidas de romances dolorosos y de conflictos, revistas de farándula y nuestro mismo entorno utilizan hasta el desgaste la palabra amor para denominar todo aquello que es incompatible con el amor. Por ejemplo, pretenden que es amor celar a la pareja, vivir pegados a ella, satisfacer todos sus deseos y demandas, lo que son sólo distorsiones y enajenamiento. En el amor auténtico se da la tolerancia, la aceptación y la falta de resistencia.
El apego es una falsa apariencia del amor y la gran responsable del fin violento de muchas historias que parecían románticas. Se trata de un concepto capital en la filosofía budista y puede estar asociado a cosas, situaciones o personas. Para el budismo, el apego constituye la causa más importante del sufrimiento humano.
En el ámbito de la pareja, el apego es muy dañino porque el mismo ímpetu que parece acercar es la causa del mayor sufrimiento y del final de la relación. Es fácil dejarse engañar por el apego porque en muchos aspectos superficiales se asemeja al amor de verdad...
El sentirse apegado a las personas, objetos o situaciones es parte del condicionamiento de todo ser humano hasta que este empieza a ser consciente de sus necesidades y temores. En el momento que se da cuenta de que lo que creía amor tenía que ver más con su necesidad es posible que esté preparado para pasar del apego al amor, o a la autonomía disolviendo el falso vínculo que lo subyugaba.