Fácilmente olvidamos las buenas acciones.
Ayer escribí sobre recordar
las cosas malas que la gente hace.
Con lo que no tenemos problema.
La mayoría de nosotros
tiene resmas de expedientes de papel
que dan testimonio de los desaires
y calumnias que sufrimos cada día
de seres queridos y extraños
. Pero, ¿donde están los expedientes
de la mínima amabilidad,
la delicada consideración,
los esfuerzos realizados?
¿Dónde están esos expedientes?
¿Qué relación te preocupa hoy?
Permite que los recuerdos de lo bueno
que esa persona ha hecho por ti
burbujeen a la superficie de tu conciencia.
¿Cuánto tiempo puedes dejarlos
quedarse antes de que revienten?