Paz.
Si la tierra pudiera sentir y pensar,
sobre los seres que moran sobre su faz;
¿acaso ella podría estar sin actuar?,
sabiendo que nunca han vivido en paz.
Cansada y frustrada habría de llorar,
su rasero pondría a todos al ras;
deshelando, lloviendo, habría d inundar,
por el calor global, por el humo y el gas.
Asqueado, su lava, querría vomitar,
de exterminar a todos, sería capaz;
y su fuego interno podría eructar,
convirtiéndose en una estrella fugaz.
La ira, la furia, la harían temblar,
huracanes, ciclones, tifones de más;
con un grito angustioso se oiría clamar,
¡humanidad, recapacita!, ¿donde vas?
El amor divino y la paz, pueden cambiar,
el destino de este mundo falaz;
dios con su inmensa grandeza va a perdonar,
con un futuro justo, de amor y de luz.
todas las almas del cielo van a encarnar,
hasta buda, mahoma y Jesús;
las dormidas conciencias van a despertar,
juntos y unidos serán, como uno, con dios.
El sol la luna y la tierra van a danzar,
con las estrellas y la Pléyades, veras;
que todos los seres se habrán de unificar,
bailando y cantando un himno de paz.
POEMA: Eduardo Ricaño Sepúlveda,
COMPARTE: Flor Miriam
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