La juventud a nivel mundial se ha empoderado de la lucha por una educación pública, gratuita y de calidad, siendo apoyada por profesores, docentes y apoderados, pero todos hablan de los montos que en dinero se necesitan para llevar a cabo estas reformas, pero nadie o casi nadie habla de la educación que los hijos deben recibir también en el hogar y que hoy en día está ausente, porque cada día nos encontramos con casas con mayor confort y toda clase de tecnología de última generación, pero cada vez hay menos hogares en donde haya comunicación real entre sus miembros. " La sociedad sobrecargada de un exceso de supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte fatigadamente sufre el peso de la descomunal sobrecarga del lujo y la desmesurada multiplicación de los deseos y anhelos humanos. La sociedad moderna sobrelleva la tensión de una de sus más peligrosas fases de vasta interasociación y complicadísima interdependencia.765"
Las crisis educativas actuales, se deben en gran parte a que los padres no tienen tiempo para dedicarles a los hijos, porque el consumismo los obliga a trabajar a ambos más de lo que ellos quisieran, pero lo hacen "pensando en sus hijos" sin darse cuenta que ellos lo que más necesitan es tiempo y dedicación. Antes había una madre presente que les inculcaba valores, les ayudaba en sus tareas y participaba con ellos, ahora la figura materna ha sido reemplazada por una nana que por buena que sea, no puede cumplir el papel que no le corresponde. Si la responsabilidad en la educación es de ambos padres por igual, es innegable que el amor materno por sus propias características es índispensable. Al comienzo de la civilización " La existencia de una familia de alguna clase estaba asegurada por el hecho de que la función reproductora comprende la relación madre-hijo. El amor materno es instintivo; no se originó en las costumbres así como lo hizo el matrimonio. Todo amor materno mamífero es el don inherente de los espíritus ayudantes de la mente del universo local y su fuerza y devoción son siempre directamente proporcionales a la duración de la infancia desvalida de la especie. La relación madre-hijo es natural, fuerte e instintiva, y por consiguiente es una relación que obligó a las mujeres primitivas a someterse a muchas condiciones extrañas y a soportar incontables dificultades. 933"
La juventud está empezando a comprender que el núcleo familiar que es el cimiento de cualquier civilización y que los roles y obligaciones deben ser compartidos, porque "el apareamiento sexual es instintivo, los hijos son el resultado natural, y la familia de este modo se produce automáticamente. Tal como son las familias de una raza o de una nación, así será su sociedad. Si las familias son buenas, la sociedad será igualmente buena. La gran estabilidad cultural de los pueblos judío y chino yace en la fuerza de sus grupos familiares. 939" porque los estamos viendo en la práctica "casi todo lo que es de valor duradero en la civilización tiene sus raíces en la familia. La familia fue el primer grupo pacifista que dió frutos, pues en él aprendían el hombre y la mujer a adaptar sus antagonismos, y al mismo tiempo, a enseñar a sus hijos a ir en pos de la paz.765"
Los padres actuales no deben olvidar que su rol principal no es el de tener hijos, sino el aprender a educarlos en un ambiente armónico y lleno de amor mutuo, porque "los hombres y las mujeres son los socios de Dios, en el sentido de que cooperan para crear seres que crecen y que llegan también a poseer el potencial de un alma inmortal. El Padre celestial trata a la Madre Espíritu de los hijos del universo como su igual. Convivir tu vida y todo lo que en la vida está contenido, en términos de igualdad con la compañera y madre que tan plenamente comparte contigo esa experiencia divina de reproduciros en las vidas de vuestros hijos, es una acción casi divina. Si puedes amar a tus hijos como Dios te ama a ti, amarás y apreciarás a tu esposa como el Padre en el cielo honra y exalta al Espíritu Infinito, la madre de todos los hijos espirituales de un vasto universo.1471
A los abuelos nos corresponde el recordar estos principios con mucha sutileza y constancia, para que nuestros hijos no comentan los errores que tal vez nosotros cometimos con ellos, es nuestra segunda oportunidad para crecer en amor, prodigando nuestro amor a hijos y nietos con dulzura, pero con sabiduría para no malcriarlos al consentirlos en forma indiscriminada.
yolanda silva solano
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