¿Podemos tenerlo todo?
¿Debemos renunciar a algo para obtener lo que queremos?
Muchos de nosotros estamos resignados a quedarnos estancados en nuestro
trabajo, a conformarnos con alguien que calienta nuestra cama aunque no
caliente nuestro corazón, a dejar nuestras pasiones a un lado para llevar
una “vida normal”. Permitimos que las estadísticas, las autoridades, la
desesperación y las viejas voces del pasado nublen nuestra visión del futuro.
La Luz quiere darnos todo, sin embargo nosotros nos limitamos. Ya sea
porque hayamos permitido a alguien que nos diga que no podemos
tenerlo todo o porque algunos fracasos percibidos nos hayan convencido
de tal cosa, este pensamiento limitado es precisamente la razón por la cual
al final tenemos que renunciar a algo. No creemos que lo podemos tener
todo. Si tan solo empezáramos con un deseo firme e implacable de
darnos un diez en todas las áreas de nuestra vida, entonces
empezaríamos a subir el listón.
Pero el problema es que estamos resignados al hecho de que, aunque
podemos experimentar un éxito ilimitado, nuestro éxito debe estar
limitado a una o dos áreas de nuestra vida.
Recuerdo que cuando era un niño era muy bueno en matemáticas, pero
si me mostrabas un libro de inglés no había nada que hacer. En cierto
momento de mi curso escolar tuve un profesor que me hizo sentir un
inútil en lectura y escritura, así que dejé de intentarlo y me
resigné a ser un mago de las matemáticas.
Sin embargo, años más tarde, cuando las notas ya no importaban, descubrí
que tenía cosas que decir con las que la gente podía identificarse. Encontré
una forma de comunicar estas ideas en libros y, efectivamente, la gente
respondió a ellas. Estoy seguro de que tú también experimentaste la
misma emoción cuando descubriste que podías ser muy bueno en
algo en lo que pensabas que eras malísimo.
Esta semana, el universo quiere que aprendamos que:
Podemos tenerlo todo.
¿Por qué no? Reconsidera lo que esperas de la vida. Y haz algo revolucionario.
Puedes hacerlo reconectándote con algo por lo que una vez te
apasionaste, o desconectándote de algo que está apagando tu fuego.
Deja un mal hábito. Retoma un antiguo hobby. Simplemente haz algo
que te ayude a reconectar con esa parte de ti que sabe que no hay límites.
Todo lo mejor,
Yehuda