Hay tristezas que son como las cascadas
de los ríos, se deslizan suaves y bajan
por tu vida sin detenerse ante los obstáculos,
para luego desembocar en las playas
de tu futura alegría.
Cuando notas que tu mirada pierde el brillo
del atardecer, recuerda que en la mañana
sube el sol, quien hará de tu hoy el inicio
de tu día... por eso siempre espera
el mañana con la cabeza erguida.
Continúa simpatizando con la vida,
aún cuando no brille tu sol.
Todos los sinsabores que pudiste percibir
en la vida, tienen como finalidad que recuerdes
que aún te queda el sentido del gusto
para diferenciar lo bueno de lo malo.
Sólo se vive un día a la vez.
Por eso aunque tengas prisa, tienes
que esperar 24 horas para ver el mañana.