Aquel señor no siente respeto alguno por lo que es justo.
Hiere cruelmente y lastima sin piedad a cualquiera sin llegar a matarle.
Rompe corazones y arruina vidas sin importarle quién sufra las consecuencias. Cruel y malicioso, se hace cada vez más fuerte con el paso del tiempo.
A pesar de su mala fama, mucha gente suele creer lo que él dice. Es tan hábil que se las ingenia para ser bien recibido en todos los estratos sociales, tanto entre los humildes como entre los poderosos, y a todos les hace daño por igual.
Sus desamparadas víctimas no siempre pueden defenderse de él por sí mismas, porque él no tiene nombre ni rostro que permitan identificarlo.
Seguirle el rastro a este farsante es imposible. Mientras más trata uno de descubrir de dónde viene o quién lo mandó, más difícil se torna la búsqueda.
No es amigo de nadie. Cada reputación que daña, difícilmente vuelve a ser la misma.
Es tan poderoso y maligno que puede hacer tambalear gobiernos, arruinar matrimonios, provocar insomnios, lastimar corazones.
Es experto en avivar suspicacias, agriar temperamentos y hacer llorar a los inocentes.
La única manera de neutralizarlo y vencerlo es ignorándolo, no poniéndole la menor atención. Sólo ignorándolo por completo podemos aniquilar a ese malvado.
Su nombre es... El Chisme.