Puedes haber notado que en estos días las personas están en un camino de
transformación –mirando hacia adentro y hacia fuera, participando en cómo
pueden hacer del mundo un lugar mejor– o están alejados de la idea de que
hay un sistema espiritual y creen que la vida es aleatoria, que no hay esperanza,
y que por qué no vivir por el placer del momento y lanzar la precaución por la ventana.
A lo largo de la historia, muchos grandes maestros espirituales predijeron la
dinámica de esta época: una abundancia de sabiduría y un aluvión de ignorancia;
desastres trágicos, tanto naturales como creados por el hombre, junto con grandes
avances de la ciencia, la medicina y la tecnología. Hay un desbordamiento de
información a la cual podemos acceder en cualquier
momento, si queremos alcanzar la iluminación.
Una cosa está clara: la elección es nuestra.
Al elegir ser conscientes de nuestras acciones no sólo podemos lograr grandes
hazañas, sino también tomar decisiones que nos eviten problemas, lejos del
bombardeo de confusión que nos rodea. El que no creamos en las leyes de la
gravedad no significa que estemos exentos de ellas. De forma similar, el que no
conozcas las leyes del universo no significa que no estés sujeto a sus
consecuencias. Quienes no están familiarizados con los principios universales
como el de causa y efecto pueden encontrarse en situaciones difíciles resultantes
de acciones previas, pero, ignorantes de estas leyes, pueden sentir que el mundo
está conspirando contra ellos. Comprensiblemente, están trabajando
en contra de un sistema, en lugar de con él.
Incluso para aquellos de nosotros que hemos transitado el camino durante
un tiempo, hay momentos en los que nos cuestionamos si el esfuerzo vale la pena.
Esta semana, quiero recordarte los potentes resultados positivos que has
experimentado en el pasado. LOS RESULTADOS SIEMPRE VALEN LA PENA.
Vuelve a embarcarte. El universo quiere ser tu animador.
Todo lo mejor,
Yehudá