Deben cumplir con sus deberes, no pueden echarse atrás. Cada uno tiene asignadas sus tareas, de acuerdo al status, gusto, tendencia y mérito acumulado.
Cúmplanlos con amor a Dios y rechazo al pecado en lo profundo del corazón.
Acojan al dolor y al pesar como para que puedan asumir tanto el éxito como el fracaso a modo de martillazos que les modelen como aspirantes resueltos.
El contento íntimo es más importante que la prosperidad externa.
El Dharma es el código moral, la experiencia de los sabios, la disciplina moderadora que refrena a la mente y los sentidos.
Los códigos del Dharma actúan como frenos que controlan y dirigen la vida humana. Ellos les ayudan a progresar, cada uno a su manera.
Avancen directamente hacia Dios por la senda de la acción (Karma) y la virtud (Dharma). Ese es vuestro destino.