No cometáis el error fatal de buscar las manifestaciones del Reino en la era, en vez de ocuparos de establecerlo en vuestra alma.
Libro de Urantia, Pág.1863
Desde el siglo XX el hombre sigue buscando la explicación a los acontecimientos que ocurren, en el advenimiento de una Nueva Era que cambiará el mundo. Algunos de los mensajes son muy positivos porque despiertan las conciencias dormidas, pero la gran mayoría son terroríficos y tratan que los hombres se conviertan por el temor al castigo, ya que sólo unos cuantos priviligiados podrán salvarse de todos los malos augurios que anuncian.
Jesús nos alerta sobre estos miedos y teorías, los cuales ya existían en su tiempo, pues "creían que el advenimiento del reino en el sentido racial y mundial, sería un tanto repentino y espectacular. Pero El nos enseñó que el advenimiento del reino en el corazón de los hombres como un desarrollo gradual, como la levadura en la masa o como el crecimiento de la semilla de mostaza. . Jesús nunca se cansó de decirles que el reino del cielo era la experiencia personal en la comprensión de las cualidades más altas de la vida espiritual y que esas realidades de la experiencia espiritual, se traducen progresivamente en niveles nuevos y más altos de certeza divina y grandeza eterna.1880
Todos estos siglos transcurridos no han sido en vano, la mente del hombre está mucho más abierta a nuevos decubrimientos y esta " visión en aumento del hombre y su comprensión creciente del mundo en el cual vive; permite que su capacidad se vaya ampliando para la comprensión de los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento y los ideales valiosos del discernimiento espiritual. El hombre semicivilizado comienza a abrir la puerta del almacén de los secretos de los reinos naturales y su ciencia está destruyendo lenta, pero eficazmente, sus supersticiones, mientras que al mismo tiempo provee una base nueva y ampliada de hecho, para la comprensión de los significados de la filosofía y de los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado algún día alcanzará un dominio relativo de las fuerzas físicas de su planeta, esparcirá el amor de Dios en su corazón hacia afuera en forma eficaz como amor hacia sus semejantes, mientras que los valores de la existencia humana se aproximarán a los límites de la capacidad mortal.1306
No hay lugar a dudas que en las últimas décadas, el mundo ha cambiado mucho más de lo que lo había hecho anteriormente, especialmente motivado por la tecnología y la ciencia, el hombre ha logrado hacer realidad lo que antes era sólo ciencia ficción, por tanto su mente está preparada también para grandes acontecimentos espirituales. "Para realizar la providencia en el tiempo, el hombre debe cumplir la tarea de alcanzar la perfección. Pero el hombre aun ahora puede saborear por adelantado esta providencia en sus significados eternos, cuando discurre en el hecho universal de que todas las cosas, ya sean buenas o malas, cooperan para el avance de los mortales que conocen a Dios en su búsqueda del Padre de todo, porque "el reino de Dios está en el corazón de los hombres; y cuando este reino se vuelve actual en el corazón de cada individuo de un mundo, la regla de Dios se ha vuelto actual en el planeta.1306
Si queremos que el Reino se haga presente en plenitud en Urantia, debemos comenzar por nosotros mismos, por establecerlo en nuestro propio corazón, pues " la verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo del alma humana, es la creación conjunta de la mente material y del espíritu residente. La salvación eterna de esta alma que discierne la verdad y que es amante de la belleza está asegurada por el hambre y sed de bondad que conducen a este mortal a desarrollar una singularidad de propósito dedicada a hacer la voluntad del Padre, a encontrar a Dios y a asemejarse a él. Nunca hay conflicto entre el verdadero conocimiento y la verdad. Puede haber conflictos entre el conocimiento y las creencias humanas, creencias coloreadas por el prejuicio, distorsionadas por el temor y dominadas por el miedo de enfrentarse con nuevos hechos, producidos por el descubrimiento material o el progreso espiritual, pero la verdad no puede convertirse nunca en una posesión del hombre sin el ejercicio de la fe. De una fe viva que esté basada en "la reflexión profunda, la autocrítica sincera y una conciencia moral intransigente.1459"
yolanda silva solano