El Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir. Yo os declaro que he venido a buscar y salvar a los que están perdidos.
Libro de Urantia. Pág.750
Si los seres humanos, o por lo menos los que nos llamamos cristianos, pudiéramos imitar a Jesús en una milésima parte ¡qué diferente sería el mundo! Servir a nuestros hermanos en vez de buscar sus elogios o su aceptación... Servir sin esperar recompensa... Servir a todos, pero de una manera especial a los más necesitados, no solamente a nivel económico, sino a nivel moral y espiritual...Servir a las minorías sociales sin juzgar... ni mucho menos condenar
Para poder servir de esta manera, es preciso haber alcanzado un grado de unión íntima con nuestro Espíritu residente, pues es la única forma de acallar a nuestro ego que pide pleitesía y reconocimiento, cada vez que da algo. También es preciso abrir nuestra mente, para que salgan los prejuicios que con tanta facilidad nos hacen clasificar y juzgar con severidad a nuestros hermanos, olvidando que Jesús nos dijo: "no cometáis el error de estimar el valor de un alma, sobre la base de las imperfecciones de la mente o de los apetitos del cuerpo. No juzguéis al alma, ni midáis su destino, por el metro de un sólo episiodio desafortunado"1739 Los seres humanos somos muy dados a encasillar a la gente en sus defectos o errores, pero pocas veces las encasillamos en sus virtudes, porque criticar lo malo es fácil, no cuesta nada crear la cultura de la crítica y del chaqueteo. Pero potenciar las cosas buenas parece pasar desapercibido y no ser necesario. Esto se ve mucho con los hijos, se les reprochan sus faltas con dureza, pero ¡que pocas veces se les alaba o premia por sus buenas notas o acciones positivas. Ellos necesitan de nuestra aprobación para reforzar su autoestima.
En nuestra búsqueda espiritual, también pocas veces nos preocupamos de ayudar a los más débiles, buscamos a los que nos puedan hacer el peso con lo que creemos saber y muchas veces nos encerramos en pequeños ghettos, como si fuésemos dueños de la Verdad. Nos sentimos superiores porque creemos saber lo que otros desconocen y no nos interesa mayormente que otros también lo sepan, porque tememos inconscientemente que si estas verdades se masifican, nosotros dejaríamos de ser todo lo relativamente importantes que erronéamente creemos ser.
Nos resulta fácil descalificar las religiones, haciendo caso omiso de lo que Jesús nos dijo: "no cometáis el error de juzgar la religión de otro, con vuestras propias normas de conocimiento y verdad.1115"
Esforcémonos por imitar a Jesús, no busquemos ser servidos ni reconocidos, más bien imitémslo sirviendo a los demás. Es cierto que nunca podremos ser como El, pero cualquier esfuerzo es valedero, si no fuese así, él no habría venido para decirnos que nuestra misión Aquí y Ahora, es ser perfectos como lo es el Padre.
yolanda silva solano