"Un Maestro espiritual revela algunas verdades esenciales a sus discípulos, y corresponde a los discípulos sentirlas, impregnarse de ellas, vivirlas. Sí, un Maestro pone todo su amor, toda su alma, todo su espíritu en sus palabras, y los discípulos las captan, las saborean, las absorben; incluso puede ocurrir que se alimenten mucho más de la vida contenida en sus palabras que de las palabras mismas. Todo un trabajo de aprendizaje a hacer por parte de los discípulos: les corresponde a ellos desarrollar esta sensibilidad que permite encontrar la vida contenida en las palabras de su Maestro para alimentarse, fortalecerse y transformarse gracias a ella. Mientras se contenten en leer u oír palabras que anotan sin haber sentido ni vivido, toda esta vida escondida que podría iluminarles, curarles, resucitarles, se les escapará, no la recibirán. Si queréis conocer un día
la verdadera vida, no es el intelecto sino el alma y el
espíritu
en vosotros que deben ser despertados; en ese momento, bastarán unas pocas palabras que escucharéis pronunciar para que os sintáis invadidos por la luz. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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