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FRANCISCO NIETO V.: EL HOMBRE, CENTRO ACTIVO DE FUERZAS Y ENERGÍAS (yVII)
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De: moriajoan  (Mensagem original) Enviado: 06/06/2012 19:06

 


EL HOMBRE, CENTRO ACTIVO DE FUERZAS Y ENERGÍAS (yVII)

 


Se podría decir que para despertar los centros son necesarias dos formas y métodos de trabajo,
uno voluntario por parte del aspirante espiritual y otra similar pero bajo la dirección de algún
Maestro o Iniciado. La parte que por voluntad y persistencia debe realizar el aspirante es la que
desarrolla la autodisciplina, la purificación de sus cuerpos y la espiritualización del carácter para
 que los centros mayores se pongan en sintonía y tengan un buen ritmo y vitalidad vibratoria. En
 esta etapa cabe la posibilidad de que el aspirante se vea tentado –por los consejos de algunos
 entre otras cosas– a concentrar su mente en los centros con tal de vitalizarlos más o de
 despertarlos, sin embargo, eso no entra en el desarrollo normal y conlleva mucho peligro. De lo
 que debería acordarse el estudiante es de espiritualizar sus cuerpos, es decir, vida sana y
alimentos sanos para el cuerpo físico; deseos y sentimientos espirituales, devocionales, etc.; y
pensamientos elevados que lleven a la persona a ser amoroso, fraternal, compasivo y servicial
con el prójimo. Esto pone en correcta actividad el cuerpo y las siete glándulas principales;
 hasta aquí, y por mucho tiempo, llega el trabajo individual del aspirante
 para que los centros despierten sin ningún peligro.



Hay Maestros de determinadas escuelas, y otros iniciados, que se dedican a “entrenar” al aspirante
 cuando éste ha atraído su atención desde los planos invisibles, estos iniciados basan su
entrenamiento en las necesidades de desarrollo que el aspirante tenga pero también teniendo
 en cuenta el Rayo de la personalidad y el del Ego o Alma. Sin embargo, eso no evita que alguien
pueda trabajar sobre los centros por su propia cuenta y riesgo. No se debería intentar desarrollar
 los centros mientras haya la más mínima maldad en el hombre pero, además, el trabajo debería
ser constante durante todo el día, estando libre de preocupaciones, prejuicios, enfermedad
, interrupciones en los momentos exclusivos de dedicación, etc. Los centros se desarrollan solos
 cuando uno se disciplina, ama y sirve a los demás y es fraternal y compasivo con todo ser viviente.
Cuando la energía de la conciencia se fusiona con la energía de las células del cuerpo físico se
produce sensibilidad y percepción de forma natural, pero cuando el individuo actúa
erróneamente y hace una excesiva estimulación de las células del cerebro, se produce
 una fusión con ciertas energías de las que circulan por el cuerpo, lo que puede
provocar locura y otras afecciones cerebrales entre otras enfermedades.


El Sutratma es un hilo de energía plateado donde se engarzan los átomos permanentes que
 unen la personalidad con el Espíritu durante un período de manifestación haciendo esto por
 medio del Ego. Es el Ego el que vitaliza sus vehículos o cuerpos de manifestación por medio
de este hilo para así poder manifestarse y extraer el beneficio o quintaesencia de las experiencias
 de cada vida. Este hilo, que es en sí mismo una corriente de vida, se divide en otras dos
corrientes que se conectan uno en la región de la glándula pineal en el cerebro –aspecto
 conciencia– y otro, que anima cada átomo, se conecta al corazón –aspecto vida–
dando así las riendas al Ego para que, desde el cerebro, pueda actuar sobre la
 circulación sanguínea y el sistema endocrino como un ser autoconsciente e inteligente.


El sutratma es el hilo de la vida que desciende, es la base de la inmortalidad que une y
vivifica todas las formas y contiene la voluntad y el propósito de la conciencia que se
 manifiesta; el antakarana es el hilo de la conciencia que se manifiesta o que responde
dentro de las formas físicas y, aunque por lo general se piensa que es también una especie
de hilo de energía, sería más acertado decir que es un estado de conciencia. El desarrollo de
 este puente no se inicia hasta que el ser humano está en un nivel evolutivo en que comienza
 a enfocarse en los planos del Mundo del Pensamiento de una manera consciente y
voluntaria y comprende lo que es el pensador a diferencia de la mente creadora de
 pensamientos; esto es, conectar con el mundo de las ideas para ser creador, mental y
voluntariamente. Naturalmente que para comenzar este proceso hay que auto-observarse
 y tener la consciencia en el aquí y ahora de cada instante para identificarse lo menos
 posible con el mundo fenoménico y material ni con las obstrucciones y distracciones de
 la mente. Esto hace que nuestra energía y mente se dirijan al mundo del Espíritu a la
vez que éste se proyecta como corriente de energía hacia los tres mundos inferiores;
esto trae como resultado una actividad recíproca o sendero que lleva al
 Espíritu a conectar con el cerebro gracias al Alma o Ego.


El fin último del antakarana es conectar las formas y sus fuerzas con sus fuentes originales,
es decir, la vida que se manifiesta como ser humano con el Triple Espíritu a través del Ego.
 El hombre actual ha llegado a crear y unir sus cuerpos y a manifestarse como un centro
de energía mental en el Mundo del Pensamiento a la vez que el antakarana se une al sutratma
que surge del corazón, lo que traerá como resultado la identificación y fusión de la personalidad
con el Ego. En realidad se trata de construir un puente entre la personalidad y el Alma y entre
 ésta y el Espíritu, y para ello debemos intentar vibrar en sintonía con los planos superiores
 del Mundo del Pensamiento; las regiones o planos de las ideas y de la intuición que deben
 ser captados con la mente. El antakarana se construye gracias a los constantes esfuerzos
y sacrificios cuyos resultados elevan y expanden la conciencia, y no solamente por el hecho
 de ser bueno; hay que demostrar buenas cualidades, virtudes espirituales y una elevada
 aspiración. El antakarana lo van construyendo poco a poco las personas que se esfuerzan
en identificarse y en actuar como los propios Egos hasta que los aspectos de la personalidad
se fusionan con el Alma en los tres mundos inferiores. Este puente elimina el vacío que existe
 entre la conciencia del hombre actual y los mundos espirituales y ayuda a vencer las
 limitaciones físicas y psicológicas que limitan la libre expresión del Espíritu. Las energías que
animan al cuerpo físico, la sensibilidad emocional y la inteligencia de la mente, deben unirse y
transmutarse en energías que dinamicen al Ego en su propio plano, esto es, en una
 mente que imparta iluminación, en una naturaleza intuitiva que facilite la
 percepción espiritual y en las experiencias divinas.


Como hemos podido comprender a lo largo de estas páginas, el cuerpo físico no sólo es la
 manifestación de unas energías formativas sino que, además, es el centro donde confluyen
 una serie de fuerzas y energías procedentes del planeta, del sistema solar y de fuera del
mismo con la única intención de ayudar. El verdadero ser humano es un Espíritu diferenciado
“por” y “en” Dios, el cual se manifiesta en los tres mundos inferiores por medio de los
diferentes cuerpos mencionados hasta que, a través de su evolución se forman el Alma
 o intermediario entre los mundos y cuerpos inferiores y los superiores. El hombre debe
volver a reincorporarse y fusionarse con su Espíritu y su mundo y para ello necesita elevar
 progresivamente su conciencia, primero al nivel del Alma y después al del Espíritu.
 Entonces y gracias a todas estas fuerzas divinas que nos ayudan en perfecto orden
y sintonía, dejarán de colaborar con nosotros y, a partir de ahí, seremos nosotros
quienes, a imagen y semejanza a Dios, colaboremos con las
 vida que nos siguen en forma de reinos.





 
 
 



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