El ser humano persigue la felicidad y por lo mismo le resulta difícil el comprender que para conseguirla es preciso haber comprendido las enseñanzas que encierran las pruebas y los sufrimientos. Nuestro Espíritu residente que mora en nosotros y cuya misión es ayudarnos a ser perfectos "no está interesado en hacer fácil la carrera mortal, más bien les interesa hacer vuestra vida razonablemente difícil y áspera para que las decisiones se vean estimuladas y multiplicadas.1192 El hace lo mismo que un padre hace con su hijo cuando comienza a dar sus primeros pasos, se cae con frecuencia y eso le produce dolor y le arranca más de una lagrimita, pero el padre sabe que es parte del aprender a caminar. Lo mismo nos ocurre a los adultos cuando comenzamos a caminar por el sendero de una vida terrenal, en donde vamos haciendo camino al andar y en donde el despertar espiritual requiere de todo nuestro autodominio, para no atemorizarnos ante las pruebas o sufrimientos, sino saber encontrar en ellas la oportunidad para demostrarle a nuestro Padre que queremos "aceptar su voluntad, cualquiera que ella sea, porque nuestro mañana está totalmente en sus manos.1436"
Sabemos que somos dueños de nuestro destino, pero pocas veces nos damos cuenta, que eso nos transforma en escultores de nosotros mismos y así como el artesano usa el cincel para realizar su obra, el sufrimiento es la herramienta que la Maestra Vida pone en nuestras manos, para que forjemos nuestro destino. En nuestra mente está hacer una obra de arte o un adefesio que más temprano que tarde nos va a avergonzar, pues el sufrimiento no asumido, se puede convertir en un arma mortal, porque llena nuestra alma de temor, de rabia y muchas veces de odio, porque culpamos a otros de lo que nos ocurre, haciendo nuestra vida insoportable, porque estas reacciones vienen acompañadas de la depresión y la angustia, formándose un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Hay dos clases de sufrimiento, uno dañino y estéril y otro glorioso que produce los frutos del espíritu que son: el amor, la paz, la resignación, la dulzura, la bondad, la fe, la humildad y la alegría.381 porque "una felicidad en crecimiento constante es siempre la experiencia de todos los que están seguros de Dios.1766 Por eso, para que el sufrimiento no nos dañe, hay que experimentarlo, vivirlo y aceptarlo en la forma lo más consciente posible, porque si lo hacemos, la energía que él encierra, si la sabemos encauzar, se convierte en evolución espiritual.
Cuando sufrimos llenos de amargura, renegando de la vida y preguntándonos ¿por qué a mí? estamos desperdiciando la oportunidad de aprovechar nuestra fuerza interior y no sólo eso, sino que al quejarnos y revelarnos le estamos abriendo la puerta a nuevos y mayores sufirmientos, porque no nos olvidemos que atremos lo que pensamos y sentimos, es la ley de atracción que es ineludible.
Es aceptando inteligentemente el dolor, como se pueden aprender las lecciones que de él se desprenden y cuando lo logramos como le hemos encontrado el significado, o lo hemos encauzado, el sufrimiento desaparece porque ya nos ha enseñado lo que debíamos aprender. Muchas veces puede que el dolor continúe porque una pérdida, no puede transformarse en ganancia de la noche a la mañana, hay que aprender también a vivir el duelo, pero el sufrimiento es diferente, en él deja de haber rebeldía y es acompañado de una profunda serenidad y paz. Nuestras lágrimas dejan de ser amargas y se convierten en perlas de rocío que purifican nuestra alma y le dan sentido a la pena que sentimos.
Si tenemos presente que "el hombre no debe culpar a Dios por las aflicciones que son el resultado natural de la vida que él elige vivir; tampoco debe el hombre quejarse de esas experiencias que son parte de la vida tal como se la vive en este mundo. Es la voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con perseverancia y firmemente hacia el mejoramiento de su condición en la tierra. La aplicación inteligente permitirá al hombre sobreponerse a buena parte de su miseria en la tierra. 1661 sobre todo, si también aprendemos a poner cierta distancia entre los problemas y nosotros para poder verlos con mayor claridad y serenidad, porque "muchas perplejidades humanas son en realidad inexistentes, muchos problemas aparentemente graves son la creación del temor exagerado y el resultado del recelo magnificado. Hay que aprender que tales perplejidades se manejan mejor alejándose de ellas, porque al poner un poco de distancia y dejar que esos problemas se solucionaran por sí mismos.1611
"Debéis daros cuenta de que la mejor manera de solucionar problemas enmarañados consiste en alejarse de ellos por un tiempo. Así, cuando volváis descansados después de un período de esparcimiento o de adoración, podréis atacar vuestros problemas con mente más clara y mano más firme, y desde luego, con el corazón más resuelto. Muchas veces veréis que el problema se ha achicado en tamaño y proporción durante vuestro reposo de la mente y el cuerpo.1611
Es posible entonces, que en algunos casos el gozo y la alegría inherentes a la aceptación espiritual, puedan prevalecer hasta el punto de superar el dolor y de hacerlo desaparecer directamente de la consciencia, porque ciertamente que "la felicidad real, está indisolublemente vinculada con el progreso espiritual, pues él produce un deleite duradero, una paz que trasciende la comprensión humana.1098.
Así pues, si deseamos aprender a encontrarle a la Vida el resquicio legal para ser felices, aprovechemos cada adversidad como una oportunidad y un desafío a nuestra espiritualidad, que en ella ve la posibilidad de hacer la voluntad de Dios, aun cuando no sea la nuestra. Aprendamos a desprendernos de nuestros sufrimientos en forma consciente y abramos las ventanas de nuestra alma para que entre la felicidad, la cual siempre viene precedida por la alegría y a la vez, a ésta se le anticipa la sonrisa, porque ella es el primer paso hacia la felicidad nuestra y de los que nos rodean.
yolanda silva solano
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