Una vez
un estudiante se acercó a un sabio
quien era extremadamente versado
en las doctrinas espirituales
y las artes místicas.
El estudiante
le pidió al maestro que le enseñara
todos los secretos
sublimes de la vida;
que le explicara todos
los magníficos misterios del cosmos,
todo mientras estaba parado
en una sola pierna.
El gran sabio
cuidadosamente consideró esta petición.
Sonrió cálidamente
y le contestó:
"Ama a tu prójimo como a ti mismo.
El resto es comentario.
Ahora ve y aprende."
Una persona puede compartir
solo lo que él mismo tiene.
Hoy,
despierta el amor en tu corazón.
Despierta el reconocimiento
de tu propia Divinidad
que a su vez
despertará un amor genuino
por otros.