La espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores.
Libro de Urantia. Pág.43
En los tiempos que corremos, donde muchas veces pareciera que el mal está ganando la batalla, no es fácil el encontrar la verdad, la belleza y la bondad, pero es urgente que los que deseamos cambiar el mundo según las enseñanzas de Jesús, cada día nos preocupemos más por buscar y hacer resaltar estos valores, en nosotros mismos y en todo nuestro entorno, pues la espiritualidad no puede florecer en medio del fango o del miedo, porque la espiritualidad significa estar junto a Dios y el encarna plenamente la verdad, la belleza y la bondad.
Sin embargo para los seres humanos la Verdad siempre será relativa, porque es personal, cada uno la encuentra donde su capacidad mental y su discernimiento espiritual se lo permiten, pues "todo conocimiento finito y toda comprensión de la criatura son relativos. La información y la inteligencia, aunque procedan de altas fuentes, son tan sólo relativamente completos, localmente precisos, y personalmente verdaderos.42 De allí la importancia de no ser fanáticos de lo que creemos, porque siempre está la posibilidad de descubrir como la misma verdad puede amplificarse, ya que " la autoconciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad y su calidad espiritual, no sólo en la consistencia filosófica de sus conceptos, sino más certera y seguramente por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad siempre presente. La felicidad resulta del reconocimiento de la verdad, porque puede ser actuada; puede ser vivida. 42
El desencanto y la pena se producen por el error, porque no siendo éste una realidad, no se puede lograr en la experiencia. La verdad divina se conoce mejor por su sabor espiritual 42 y porque no está enmarcada en religión alguna, porque "El nuevo ayudante que Jesús prometió enviar al corazón de los creyentes, para esparcirlo sobre toda la carne, es el Espíritu de la Verdad. Este don divino no es la letra ni la ley de la verdad, tampoco ha de funcionar como una forma o expresión de la verdad. El nuevo maestro es la convicción de la verdad, la conciencia y certeza de los verdaderos significados de los niveles espirituales reales. Y este nuevo maestro es el espíritu de la verdad viva y creciente, que se expande, se despliega, y se adapta.1949 a lo que día a día vamos comprendiendo mejor, no solamente con nuestra mente, sino con la comprensión de nuestro espíritu y de nuestro corazón, porque sólo entonces, una verdad pasa a ser "nuestra" porque ha pasado por el tamiz de mi individualidad y el libre albedrío como ser humano.
En la medida que buscamos la espiritualidad con mayor sinceridad, nos vamos acercando un poco más a la verdad, la belleza y la bondad, porque las tres se entrelazan en un gran deseo, que es el llegar algún día a ser perfectos y en nuestra búsqueda no debemos perder nunca nuestra capacidad de asombro ante todo lo que nos rodea y nos sucede, pues ésta es la única forma de extraer el significado a lo que nos ocurre, pues nada es por casualidad, todo tiene un propósito bien definido si sabemos descubrirlo.
"A lo largo de esta gloriosa edad, el anhelo principal de los mortales en constante avance, es la búsqueda de una mejor comprensión y una realización más plena de los elementos comprensibles de la Deidad la verdad, belleza y bondad. Esto representa el esfuerzo del hombre por discernir a Dios en la mente, en la materia y en el espíritu. Y a medida que el mortal persigue esta búsqueda, se encuentra cada vez más sumergido en el estudio experiencial de la filosofía, la cosmología y la divinidad. Tal vez comprendéis algo de la filosofía, y la divinidad la comprendéis en la adoración, el servicio social, y la experiencia espiritual personal, pero la búsqueda de la belleza, demasiado frecuentemente la limitáis al estudio de los burdos esfuerzos artísticos del hombre. La belleza, el arte, es en gran parte asunto de unificación de contrastes. La variedad es esencial para el concepto de la belleza. La belleza suprema, la cumbre del arte finito, es el drama de la unificación de la vastedad de los extremos cósmicos de Creador y criatura. El hombre en vías de encontrar a Dios y Dios en vías de encontrar al hombre, a la criatura que se vuelve perfecta como su Creador y ése es el logro excelso de lo supremamente bello, el logro de la cúspide del arte cósmico.646
Si queremos alcanzar estos valores esenciales debemos tener:
1.Curiosidad. Hambre de armonía y sed de belleza. Intentos persistentes de descubrir nuevos niveles de relaciones cósmicas armoniosas.
2. Apreciación estética. Amor de lo bello y apreciación en constante avance del toque artístico en todas las manifestaciones creativas en todos los niveles de la realidad.
3. Sensibilidad ética. A través de la realización de la verdad, la apreciación de la belleza conduce al sentido de la idoneidad eterna de aquellas cosas que lindan con el reconocimiento de la verdad divina en las relaciones de la Deidad con todos los seres; y de este modo aun la cosmología conduce a la búsqueda de los valores divinos de la realidad y a la conciencia de Dios.646
Pongamos nuestro esfuerzo en vivir conforme a estos tres puntos, porque "para el hombre finito la verdad, la belleza, y la bondad abrazan la revelación plena de la realidad de divinidad. A medida que esta comprensión y amor de la Deidad encuentra expresión espiritual en la vida de los mortales que conocen a Dios, se producen los frutos de la divinidad: paz intelectual, progreso social, satisfacción moral, felicidad espiritual, y sabiduría cósmica. Los mortales avanzados en un mundo en la séptima etapa de luz y vida han aprendido que el amor es lo más grande en el universo, y saben que Dios es amor y que el amor es el deseo de hacer el bien a los demás.648
yolanda silva solano