Confía ,,,,en Dios. Él hace Su Labor mucho mejor de lo que tú podrías sugerirle.
Confía en Ti. El creador te puso a cargo de tu vida; seguro puedes elegir bien qué hacer con ella.
Confía en el Amor. Porque eres Amor. El miedo es sólo un amor al que golpearon. Sánate.
Confía en que estás en el lugar perfecto, en el momento preciso. Vive este presente así como es. Dios lo creó para ti y es perfecto: sumérgete en él, pon atención a cada detalle y siente con plenitud este presente, no la ilusión del presente en el que crees que deberías estar para ser espiritual. Si vives este presente a plenitud podrás pasar libremente al siguiente, sin lamentos ni indecisiones. Si vives atento, te darás cuenta de que se encuentra en tu corazón lo que buscabas en tus pensamientos. Te darás cuenta de que los tesoros del Espíritu se encuentran en las profundidades del presente y no en los regalos que el futuro traerá.
Confía en que estás sintiendo exactamente lo que deberías sentir. Porque todo lo que sientes está bien, aunque sea dolor. Porque cuando le pones atención a la herida la energía misma te indica lo que hace falta para sanarla: ya sea atención, amor, perdón…o dejar de hurgar en ella y olvidarla. Dale tiempo, pero préstale atención. Lo único que necesita una herida para infectarse es que la niegues y te resistas a observarla. Que te duela es un acto de amor: te recuerda una parte de ti que necesita que le permitas ser inundada de Amor, y perdonada por existir. Con atención todo se sana. Con descuido, todo se lía.
Confía en que Dios está unido a ti, y en que Te está hablando. ¿Cómo si no a través del dolor te indicaría lo que es necesario cambiar? Tú sabes que ignoras todas las demás señales. Y de hecho, está bien que sea así. Confía en tu corazón: si produce sufrimiento no es bueno para ti; aunque sepa a caramelo.
Confía en que tu cuerpo es Sagrado. Redímelo. Está bien que sienta lo que siente. Vive con él y hónralo. Confía en que es Vida, y en que la vida es sabia. No te dañes y no dañes a otros. Tu cuerpo es más sagrado que tu mente, porque el cuerpo "es así" como la vida y como el Espíritu. La mente puede negar lo que ve, creer en mentiras, y lamentablemente, albergar muchas tonterías. Atrévete a ver, en lugar de creer. Y cuando veas, cambia lo que te haga sufrir.
Toca en lugar de creer, y elige lo que perfuma de gozo al corazón.
Olvida las mentiras, pero también la necedad que te ata los placeres que te dejan sediento.
Confía en que está bien llorar y reír si así lo quieres. Hay muchas formas de sanar tu energía y de depurarte; y todas ellas están bien, y son sagradas. Eres humano: perdónate por serlo. En este viaje de la vida sentirás muchas cosas que talvez quisieras no sentir. Pero negarlas no cambiará el hecho de que las sientes. Entra en paz con tu humanidad. Llora si lo necesitas. Acepta lo que sientes. Elige bien lo que quieres. La elección está por encima de todo.
Confía en la sabiduría de tu corazón. Si sueltas el dolor podrás abrazar el gozo. Puedes sentir que el dolor te lo ocasionan otros y que tienes que defenderte de ellos. Puedes creer que hay cosas que deben cambiar para que tú seas feliz. Yo no sé, talvez sí. Pero suelta el dolor, aunque duela y sientas que te puede desgarrar el corazón… suéltalo. No te asustes, lo que en ti se haya firmemente adherido, poco a poco se adhirió. Poco a poco puede ser abandonado también; y el momento desgarrador que esperabas talvez nunca llegue, si eliges con sensibilidad tu siguiente paso.
Confía en que estás rodeado de las personas y las circunstancias necesarias para tu crecimiento. Todo pasa. Así que no creas que nadie ni nada durarán para siempre. Pero por ahora son ellos los enviados de Dios para amarte, y tú el enviado para amarlos a ellos. No engañes, no mientas, no dañes. Ofrece tus regalos de Amor; no esperes a que tu mente decida el momento en que el Corazón puede dar su Amor. Acepta el Amor que llega a ti; no esperes a que tu miedo decida que es momento de permitir la entrada del Amor al corazón.
Pero protégete del daño, y no tengas mala voluntad hacia nadie. Todo estará bien. Todo está bien ahora.
Que el fuego del Amor nos purifique sin lastimarnos. Y recibe un abrazo fraternal. Que tu amor y tu sabiduría nos bendigan a todos.
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