"¡Cuánto pueden enseñarnos los animales! Algunos tienen costumbres, comportamientos, trazos de carácter que nos invitan verdaderamente a reflexionar.
Observen a los murciélagos, por ejemplo. Pueden ser decenas, centenas volando en la oscuridad de una estrecha cueva, pero nunca se golpean contra las paredes ni tampoco se hacen daño entre ellos, porque poseen una especie de radar que les permite evitar los obstáculos.
El murciélago, he aquí un ejemplo sobre el cual los humanos deberían meditar, ¡ellos que no saben medir ni sus gestos, ni sus palabras, ni sus miradas! Solamente se arrugan, se zarandean, se enfrentan. Saben a qué me refiero, ¿no es cierto?
Y bien, moverse con destreza entre los demás, es todo un arte en el cual se pueden ejercitar desarrollando en ustedes este radar que se llama el respeto, la atención…"
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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