La felicidad no llega a través de la violencia ni del engaño.
Con las acciones y estrategias violentas o manipuladoras podemos subyugar a otros,
tal vez vencerlos momentáneamente mostrándonos más fuertes, poderosos e inteligentes que ellos.
Sin embargo,habiendolos afectado negativamente hemos creado una deuda en nuestras mentes
que deberemos retribuir y eso nos hace vulnerables a los conflictos y a la falta de paz.
Lo que adquirimos con violencia y truculencia,nos será arrebatado con dolor.
Solo poseemos aquello que no puede sernos arrebatado.
H. B.