Durante décadas se ha cuestionado y con razón, el hecho de que no estamos solos y que no somos los únicos seres mortales inteligentes del universo, muy por el contrario, debemos reconocer que somos los últimos en la escala evolutiva de los planetas, pues son muchos los que nos anteceden. " Los planetas son las agregaciones más grandes de materia que siguen una órbita alrededor de un sol o de algún otro cuerpo espacial; oscilan en su tamaño desde lo planetesimal hasta enormes esferas gaseosas, líquidas o sólidas. Los mundos fríos que se han agregado por la recolección de material espacial flotante, cuando están en relación apropiada con un sol cercano, son los planetas más ideales para cobijar a habitantes inteligentes. Los soles muertos no son, en general, adaptables a la vida; están generalmente demasiado lejos de un sol vivo flameante y además son generalmente demasiado masivos; la gravedad es tremenda a nivel de la superficie 173
El ser humano busca la vida extraterrestre, pero la busca con las mismas características nuestras, lo cual es un gran error, pues si bien es cierto que "todos los mundos de un sistema local revelan un parentesco físico inconfundible; sin embargo, cada planeta tiene su propia escala de vida, y no existen dos mundos que sean exactamente idénticos en sus dotaciones vegetales y animales. Estas variaciones planetarias en los tipos de vida del sistema, son el resultado de las decisiones de los Portadores de Vida. Pero estos seres no son ni caprichosos ni antojadizos; los universos son dirigidos de acuerdo con la ley y el orden."560
"Las tendencias claras de la personalidad exhibidas en la experiencia vital de los mortales evolucionarios, que son características de cada super universo, y que son expresivas directamente de la naturaleza del Espíritu Rector dominante, no se borran nunca completamente, ni siquiera después de que dichos seres ascendentes hayan sido sometidos a la prolongada capacitación y a la disciplina unificadora que se encuentran en mil millones de esferas educacionales de Havona. Aun la subsiguiente cultura intensiva en el Paraíso, no alcanza para desarraigar las marcas del origen super universal. A lo largo de toda la eternidad, un mortal ascendente mostrará rasgos que indican el Espíritu que dirige el super universo de natalidad.191
"El hombre mortal no es un accidente evolucionario. Existe un sistema preciso, una ley universal, que determina el desarrollo del plan de vida planetario en las esferas del espacio. El proceso de la evolución planetaria es ordenado y controlado.560 pues "un Hijo Creador no puede salir de su mundo sede central, hasta el momento en que se haya estabilizado la gravedad del reino, mediante una materialización de energía suficiente como para permitir que los distintos circuitos y sistemas se equilibren entre sí a través de la atracción material mutua.399 El desarrollo de organismos más elevados a partir de las agrupaciones más bajas de vida no es accidental. 56 Sólo "cuando tal universo ha sido tan completamente organizado y plenamente tripulado, el Hijo Creador entra en la propuesta del Padre para crear al hombre mortal a su imagen divina.359
Es bueno detenernos en todos estos aspectos, porque "a través de prolongadas edades la raza humana ha luchado para llegar a su estado actual. A lo largo de todos estos milenios la Providencia ha estado laborando en el plan de la evolución progresiva, pues " el Padre Universal tiene un propósito eterno relacionado con los fenómenos materiales, intelectuales y espirituales del universo de los universos, el cual lleva a cabo durante todo el tiempo. Dios creó los universos por su libre y soberana voluntad, y los creó de acuerdo con su propósito omnisapiente y eterno. Es dudoso que cualquiera, excepto las Deidades del Paraíso y sus más altos asociados conozcan gran cosa acerca del eterno propósito de Dios. Incluso los ciudadanos excelsos del Paraíso tienen opiniones muy variadas sobre la naturaleza del propósito eterno de las Deidades.54
Vale la pena releer este último párrafo, para darnos cuenta que la unidad no significa uniformidad, como casi siempre lo creemos los seres humanos, que obligamos a los otros a pensar como lo hacemos nosotros. Dios no nos hizo a todos iguales, muy por el contrario por éso "Jesús defendía y sostenía esta presentación de la diversidad de experiencias personales en las cosas del reino, armonizando y coordinando infaliblemente estas muchas visiones divergentes del evangelio.1658
Aprendamos de nuestro Maestro y no busquemos la igualdad en la vida de otros planetas ni tampoco en el nuestro, pues "el ideal de la igualdad es el fruto de la civilización; no se encuentra en la naturaleza. Incluso la cultura misma demuestra de forma contundente, la desigualdad inherente a los hombres a través sus muy desiguales capacidades culturales. La realización repentina y no evolucionaria de la supuesta igualdad natural, volvería a precipitar al hombre civilizado a las toscas usanzas de las edades primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos derechos a todos, pero sí puede comprometerse a administrar los variados derechos de cada quien con justicia y equidad. Le corresponde e incumbe a la sociedad proporcionar al hijo de la naturaleza una oportunidad justa y pacífica de perseguir la autoconservación, de participar en la autoperpetuación, y al mismo tiempo, de gozar de cierto grado de autogratificación; la suma de los tres constituye la felicidad humana.794
Si dejamos de ser dogmáticos "podréis experimentar una unidad perfeccionada de propósito espiritual y de comprensión espiritual que crecen de la conciencia mutua de la identidad de cada uno de vuestros espíritus Paradisiacos residentes; y podréis disfrutar de esta profunda unidad espiritual dentro de la diversidad extrema de actitudes individuales en cuanto a pensamiento intelectual, sentimiento temperamental y conducta social. Vuestra personalidad bien puede ser encantadoramente distinta y marcadamente variada, y vuestra naturaleza espiritual y los frutos espirituales de la adoración divina y del amor fraternal pueden estar al mismo tiempo tan unificados que todos los que contemplen vuestra vida reconocerán con toda seguridad esta identidad de espíritu y unidad de alma; reconocerán que vosotros habéis estado conmigo y que de esa manera habéis aprendido aceptablemente, cómo hacer la voluntad del Padre en el cielo. Podéis pues lograr la unidad del servicio de Dios, aunque cada uno de vosotros cumpla tal servicio de acuerdo con la técnica de las propias dotes originales de mente, cuerpo y alma.1591
yolanda silva solano