Libro de Urantia. Pág.1235
Qué hermosa alegoría de la muerte física, que en general el ser humano tanto teme sin tener motivo, porque ella no es un final, sino muy por el contrario, es un comienzo que debería ser motivo de alegría porque nos abre las puertas a la verdadera libertad de nuestro espíritu, aprisionado en la envoltura de nuestro cuerpo físico. Gracias al proceso inevitable de la muerte, el hombre puede desplegar sus alas y volar hacia los mundos ascendentes que lo acercarán cada vez más al Padre Universal.
La mariposa para llegar a serlo, precisa de pasar por su largo período de oruga, de la misma forma el ser humano debe vivir sus experiencias en Urantia, para estar capacitado a ascender porque "la técnica de la supervivencia, está contenida en esos ajustes de la voluntad humana y en esas transformaciones de la mente mortal por los cuales ese intelecto con conciencia de Dios, paulatinamente llega a estar enseñada por el espíritu y finalmente guiada por el mismo. Esta evolución de la mente humana, a partir de la asociación con la materia a la unión con el espíritu, resulta en la transmutación de las fases potencialmente espirituales de la mente mortal en las realidades morontiales del alma inmortal. La mente mortal servil a la materia, está destinada a hacerse cada vez más material y consecuentemente a sufrir una extinción final de la personalidad; la mente entregada al espíritu está destinada a hacerse cada vez más espiritual y finalmente a lograr la unidad con el espíritu divino, sobreviviente y conductor, alcanzando así la supervivencia y la eternidad de existencia de la personalidad. 26
Jesús nos dijo que habían muchas otras moradas que serían nuestras en la medida que supiésemos luchar por obtenerlas, porque ciertamente que ni aquí ni tampoco en los mundos de estancia la perfección es gratuita, hay que saber ganársela en la medida que vamos ascendiendo en comprensión y capacitación. "En los mundos de estancia los sobrevivientes mortales reanudan la vida exactamente desde donde la interrumpieron cuando los sobrecogió la muerte 532 de allí la importancia de aprovechar bien nuestra estadía en este mundo, porque es en él donde logramos nuestra eternidad.
"El perseguimiento del ideal, la lucha por ser semejante a Dios, es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no es esencialmente distinta de la existencia mortal. Todo lo bueno que hagamos en esta vida contribuye directamente al enaltecimiento de la vida futura. La religión real no fomenta la indolencia moral ni la pereza espiritual al alentar la vana esperanza de recibir todas las virtudes de un carácter noble como resultado de cruzar las puertas de la muerte natural. La verdadera religión no menosprecia el esfuerzo humano por progresar durante el contrato mortal de la vida. Todo logro mortal, es una contribución directa al enriquecimiento de las primeras etapas de la experiencia de supervivencia inmortal.1134
El tránsito de la muerte es como cambiar de colegio, pasamos a cursos superiores en la medida que hayamos aprobado las preparatorias, porque "los mundos de estancia son efectivamente las esferas de capacitación y no solamente planetas de detención. 533 o esparcimiento como se nos ha hecho creer que al cielo se va a tocar el arpa. La meta última es llegar a ser perfectos como lo es el Padre y por supuesto que esto no es posible lograrlo, sin una preparación y merecimiento, lo cual se obtiene a través de los siete mundos de estancia pues "una criatura de naturaleza animal no se puede transformar en un espíritu perfeccionado por un acto misterioso de magia creadora, la perfección no se alcanza en un solo paso. 541 de allí la importancia de trabajar en ella Aquí y Ahora.
Si en vez de sentir miedo ante lo inevitable como es la muerte, deberíamos mirarla como una aliada de nuestra evolución, que en el día señalado, ni un minuto antes, ni un minuto después, vendrá a buscarnos para rescatarnos de nuestra envoltura de oruga humana y enseñarnos a desplegar nuestras alas de mariposas, en el vuelo ascendente hacia el Padre. Ella no es nuestra enemiga sino muy por el contrario es la amiga que nos libera y nos abre un camino nuevo y eterno.
Cuando le perdemos el miedo a la muerte, comenzamos a darnos cuenta lo linda que es la vida y aprendemos a disfrutarla plenamente, porque es la antesala de lo mucho bueno que nos aguarda, más allá del horizonte...
yolanda silva solano