La soledad me permite saber quién soy, sólo después puedo tener una verdadera relación.
Se puede interpretar la soledad de dos maneras: estar solo o sentirse solo.
Estar solo es un hecho común para todos. No siempre estamos acompañados.
Esta experiencia de soledad se puede disfrutar mucho y suele ser muy constructiva.
Cuando estamos solos podemos no hacer nada y sentirnos bien, descansar,
disfrutar de la naturaleza, tomar sol, caminar, meditar o simplemente hacer
lo que nos gusta sin interferencias de otras personas.
Sentirse solos es diferente, porque uno se puede sentir solo también en compañía.
El sentimiento de soledad está relacionado con el aislamiento, la noción de
no formar parte de algo, la idea de no estar incluido en ningún proyecto y
entender que a nadie le importamos lo suficiente como para pertenecer a su mundo.
El sentimiento de no pertenencia nos lleva a la depresión, cuando además nos
sentimos culpables de nuestra propia soledad.
Es una ilusión creer estar acompañado porque en realidad la mayoría está sola.
No muchos saben lo que es una verdadera relación y crean vínculos que no lo son.
Sólo una persona madura puede tener una relación verdadera,
porque se ha liberado de las dependencias.
La madurez es la capacidad de vivir la vida sin muletas ocasionales, es aprender
a hacerse cargo de los propios problemas, reflexionando antes de actuar y
haciéndose responsable de las consecuencias de las acciones,
sin proyectar los errores en los demás.
La relación no implica tener a alguien para eventualmente apoyarse, sino por
el contrario significa interesarse por el otro y
comprenderlo tratando de olvidarse de uno mismo.