La dependencia crea vínculos dependientes con personas omnipotentes,
intentando recrear la simbiosis madre-hijo, y ese tipo de relación patológica,
que tiene carácter sadomasoquista, está destinada al fracaso.
Recién cuando nos liberamos de las dependencias y nos olvidamos de nosotros
mismos aprendemos a vivir, a no tener miedo y a ser libres, accediendo
a la posibilidad de una verdadera relación.
Si no hay desarrollo personal tampoco puede haber una relación duradera
, porque el estancamiento produce aburrimiento.
La intención vale más que el hecho en si mismo, porque no se trata de
resultados sino de orientarse hacia el camino de la propia senda.
Solamente cuando estamos solos podemos ponernos en contacto con nosotros
mismos. Esa oportunidad nos permite vernos y evaluar si realmente somos como
queremos ser y si estamos haciendo lo que deseamos hacer; y si esa imagen no
estuviera de acuerdo con nuestras expectativas, es el momento de preguntarnos,
que es lo que estamos haciendo ahora para lograrlo.
Transitar el propio camino es lo más importante y el principal propósito
de nuestra vida y todo el universo conspirará para lograrlo.