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LIBR. DE URANTIA: El servicio a los demás
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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: pedroavila65  (message original) Envoyé: 01/10/2012 14:39
 El hombre común, espiritualmente orientado, el hombre de buena voluntad, es consciente
de los desafíos de su época y desea hacer el bien. Pero el ambiente, generalmente, se lo impide. Se
siente incapaz de cambiar la marcha de los acontecimientos mundiales y acaba sintiéndose también
incapaz de organizar sus propios asuntos y así, esa llamada interna hacia el bien, hacia la
colaboración y el servicio a los demás, se va apagando, y acaba encontrando excusas que, aunque
no lo son, a él se lo parecen, para no moverse.
 
 Y así, descubre una serie de dolencias y de
malestares que le obligan a preocuparse de su cuerpo y olvidar a los demás. O los negocios le
absorben de tal modo que no tiene tiempo para más. O los compromisos sociales le agotan todas las
posibilidades de pensar en otra cosa.
 
Claro que esos motivos no lo son realmente. Son simples excusas para deambular por la línea
de menor resistencia, que es la de lo cómodo y lo que apetece de momento. Pero, en nuestro fuero
interno, sabemos que le estamos fallando a la Humanidad. Y, sobre todo, que estamos fallando en
nuestra propia vida. Y no caemos en la cuenta de que si estamos en una situación familiar, laboral o
relacional determinada, es porque allí es donde hemos de esforzarnos por ayudar y colaborar y
comprender y perdonar y volcar todo nuestro amor.
 
Y luego, con esos deberes cumplidos, nos
surgirá la necesidad ineludible de extender nuestro campo de acción a los demás, a todo el que
necesite ayuda y asistencia y atención y cariño. Es decir, de convertirnos en servidores.
Si bien se examina, el Servicio es más importante que la Meditación, porque el esfuerzo que
se realiza en la práctica del primero evoca los poderes del alma, nos inclina a meditar, y canaliza
nuestras energías por el camino correcto.
 
Tengamos en cuenta que los contactos y la realización espiritual de ellos derivada estarán
siempre determinados por el servicio que hayamos prestado o estemos prestando a los demás.
Porque no podemos evadirnos de la Ley del Servicio, como ley natural que es. ¿Es que
podemos hacer, decir, pensar u omitir algo que no repercuta en los demás? Es absolutamente
imposible. En cuanto actuamos, de cualquier modo que sea, estamos influyendo en los demás. Eso
es innegable. Y, si es así, nos está diciendo que, en el plan divino, es decir, en lo que las leyes
naturales pretenden lograr, está previsto que todos avancemos unidos; y que lo bueno para uno,
beneficie a todos y lo malo para uno, perjudique también a todos.
 
Por tanto, el eludir
conscientemente esa obligación o, mejor, esa necesidad de servir, es una postura, además de
imposible, suicida. Aunque fuera por puro egoísmo - que no debe ser así - habría que pensar: si de
todos modos he de servir a los demás, lo lógico es hacerlo conscientemente y, además, lo mejor
posible.
 
Claro que servir conscientemente es difícil. Exige “perder” tiempo, sacrificar cosas que nos
apetecen y, a veces, hasta renunciar a las propias ideas. Requiere voluntad para servir
constantemente, esfuerzo deliberado, sabiduría consciente y habilidad para trabajar sin apego.
Algunos creen que servir es hacer que los demás piensen como uno piensa, creyendo que, de
ese modo, se les está prestando un gran servicio.
 
Otros piensan que servir es dar limosna o consolar al afligido o visitar al enfermo o atender al
desgraciado. Pero, bien mirado, eso no es más que satisfacer la necesidad de eliminar de su vida el
malestar que esas situaciones les producen.
 
Hay quienes sirven por alcanzar la perfección espiritual, lo cual no deja de tener una
motivación egoísta. El ideal es correcto, pero el móvil, no.
 
Y hay quienes sirven en empresas filantrópicas o similares, porque está de moda. Porque
servir allí da la sensación de poder, conquista amigos, se hacen buenas relaciones y, con frecuencia,
beneficia más al servidor que al servido.
 
A pesar de todo ello. A pesar de los móviles erróneos, la Humanidad va avanzando por el
camino del servicio. Porque, poco o mucho, el Yo Superior va haciendo oír su voz y la
Personalidad, cada vez más, de mil maneras diferentes pero perceptibles, va obedeciendo sus
mandatos.
 
Cuando el yo inferior, la Personalidad, se subordina a los ritmos superiores y obedece la Ley
del Servicio, la vida espiritual comienza a fluir a través del hombre y llega a los demás: a la familia,
a los amigos, a los conocidos… y, si se persiste, el radio de su influencia crece
ininterrumpidamente, porque va evocando de cada uno de los Yoes Superiores las energías que
todos poseen y canalizándolas hacia el servicio, que es su destino natural.
 
El servicio, como característica innata en el hombre, es la afluencia natural y espontánea de
la vida del espíritu a través del cuerpo, que es su medio de expresión. Porque el servicio es la
característica sobresaliente del Espíritu, lo mismo que el deseo es la característica principal de la
naturaleza inferior. Pero el servicio es un deseo grupal, a diferencia del deseo inferior que es
individual. Está en un nivel superior.
 
Por tanto, el servicio ha de empezar por el contacto entre espíritus. Si se procura eso, el
servicio nacerá perfecto, sin influencias de la Personalidad, que siempre lo tiñe todo con alguna
ambición personal. Por eso se nos dice en nuestro Servicio que debemos “servir a la divina esencia
en el prójimo escondida, haciendo caso omiso de su aspecto, frecuentemente poco atrayente”.
Porque el corazón del hombre es sano. Lo que ocurre es que en la mayor parte de los casos
está adormecido. Porque el deseo es fundamental en la vida de la forma, pero el anhelo de servir
es igualmente fundamental en la vida del espíritu.
 
Las características del servidor han de ser.
- la inofensividad, no sólo con respeto a las personas a las que sirva, sino con relación a
los demás servidores, ya que cada cual debe encontrar su propio camino para servir.
- la de permanecer en el ser espiritual.
- la alegría, que debe remplazar a la crítica.
- el silencio elocuente.
 
Los efectos del servicio sobre el que sirve son:
- que integra la Personalidad, es decir, hace que los cuatro vehículos inferiores vibren
sincrónicamente constituyendo un todo armónico.
- Ello, a su vez, hace que el Yo Superior encuentre fácil el camino para manifestarse
en la Personalidad y enderezar la vida hacia lo alto.
 
 


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De: Mitzi Envoyé: 16/10/2012 00:34
 
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