Una de las más grandes formas de traer milagros a tu vida es inyectar emoción. No el tipo de emoción que
viene cuando las cosas nos ocurren en el exterior, sino el tipo que viene desde el interior. Incluso cuando
estás haciendo algo mundano, ¡Hazlo con emoción!
Emociónate por las cosas por las cuales no sientes emoción, y entonces busca el milagro. Este estará allí.