Jesús experimentó la entera gama de las emociones humanas, que van desde la alegría más plena, hasta la pena más profunda.
Libro de Urantia. Pág.1425
El Hijo de Dios, aceptó voluntariamente tomar nuestra envoltura humana, con todo lo que ella conlleva, para conocer en carne propia nuestros sentimientos y emociones, lo malo y lo bueno que la maestra Vida nos enseña, para poder comprendernos a cabalidad y convertirse así en nuestro mejor Amigo, capaz de entendernos siempre y poder guiarnos hacia su Padre.
"Jesús conoce los pensamientos y los sentimientos, los deseos y los impulsos, de los mortales evolucionarios y ascendentes de los reinos, desde su nacimiento hasta su muerte. Ha vivido la vida humana desde los comienzos del yo físico, intelectual y espiritual, pasando por la infancia, la adolescencia, la juventud y la edad adulta, llegando hasta la experiencia humana de la muerte.1425"
"Jesús no vivió su vida en la tierra como un ejemplo para que la copiaran todos los demás seres humanos. Vivió su vida en la carne mediante el mismo ministerio de misericordia, que todos vosotros podéis vivir vuestras vidas en la tierra; y así como vivió su vida mortal en su día y como él era, así pues dejó un ejemplo para que todos nosotros vivamos nuestras vidas en nuestros días y como somos. No podéis aspirar a vivir su vida, pero podéis resolver que viviréis vuestra vida, por los mismos medios que él vivió la suya. Puede que Jesús no sea el ejemplo técnico y detallado para todos los mortales de todas las edades en todos los reinos de este universo local, pero es perdurablemente la inspiración y el guía de todos los peregrinos al Paraíso que proceden de los mundos de ascensión inicial a través de un universo de universos y a través de Havona al Paraíso. Jesús es la senda nueva y viviente que va del hombre a Dios, desde lo parcial hasta lo perfecto, de lo terrenal a lo celestial, del tiempo a la eternidad. 1426"
Es bueno recordar que la evolución espiritual no consiste en dejar de ser como somos, ni en poner nuestro empeño en seguir costumbres específicas como el ser o no vegetariano, porque cada ser humano es diferente, cada uno debe usar su libre albedrío para hacer lo que su corazón le indique, porque lo esencial no es como somos ni lo que hacemos, sino que aprendamos a asumirnos a nosotros mismos tal cual somos, dándonos la oportunidad de corregir lo que nos parezca negativo y acrecentar y potenciar lo positivo. Lo esencial es ser consecuente con nuestra propia vida, que no haya una disociación entre lo que decimos creer y lo que hacemos, porque más que nuestras acciones, lo que realmente importa es lo que nos motiva a hacerlas, porque "los hombres nos juzgan por nuestras obras, pero el Padre lo hace por nuestras intenciones.1577"
Busquemos la amistad con Jesús, con la convicción que no le estamos hablando a un Dios lejano, sino a un Amigo capaz de comprender cualquier cosa que nos esté pasando porque esta comunión es la que nos lleva a la verdadera espiritualidad porque "el crecimiento espiritual es en primer lugar, el despertar a las necesidades, luego el discernimiento de los significados y finalmente el descubrimiento de los valores. La prueba de verdadero desarrollo espiritual consiste en la exhibición de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio altruista y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Y toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las meras creencias teológicas.1095
Entonces,"la espiritualidad se vuelve de inmediato el indicador de la propia cercanía a Dios y la medida de nuestra propia utilidad para con los semejantes. La espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para eso y es directamente proporcional a la eliminación de las características egoístas del ser humano.1096"
Trabajemos para que Jesús sea nuestro compañero y que nosotros tengamos la voluntad sincera de seguir su senda nueva y viviente, para poder ser la sal de la tierra que le dé un nuevo sabor al mundo de hoy.
yolanda silva solano