Cuando aprendemos a ver a Dios, en los sitios donde nunca antes lo habíamos visto, cuando él está presente en las cosas ordinarias del diario vivir, cuando se despierta nuestra capacidad de asombro ante lo que creíamos saber, cuando sintiendo nuestra pequeñez como seres finitos, somos capaces de confiar que con Dios todo es posible... entonces, nuestra conciencia se expande y el mundo tiene sentido, porque hemos encontrado el sitio para lo espiritual y sagrado, sin desvincularlo de la realidad mortal.
Cuando la religión nos permite reconocer la verdad, en las cosas no vistas y escuchar los mensajes a través del lenguaje no hablado, quiere decir que hemos encontrado nuestra religión viva y personal, la única trascendente y verdadera que nos permite afrontarlo todo sin miedo, porque hemos encontrado a Dios, no fuera sino dentro de nosotros y por nosotros mismos. El sentir a Dios, nos da la serenidad para creer que el mundo tiene sentido, a pesar del caos. El tomar conciencia de lo que ocurre, nos ayuda a no ser extremistas en nuestros juicios y en nuestras reacciones, porque comprobamos que nada es abiertamente malo, ni nada es perfectamente bueno y que los problemas sólo se solucionan cuando se asumen, no como un castigo, sino como un desafío para crecer.
La paz espiritual en medio de las dificultades nace del convencimiento de que Dios no es algo lejano a quien hay que temer o adorar, sino que es un Padre amoroso que nos quiere a cada uno como su hijo, por algo Jesús dijo: "No estés constantemente con ansiedad excesiva en cuanto a tus necesidades diarias. No os atribules por los problemas de tu existencia terrestre; en todas estas cosas, orando y suplicando con un espíritu sincero de gratitud, despliega tus necesidades ante los ojos de tu Padre que está en el cielo. Porque cuando estés totalmente dedicado a hacer la voluntad del Padre en el cielo, recibirás respuesta a todas tus súplicas, porque orarás en total y pleno acuerdo con la voluntad del Padre, y la voluntad del Padre se manifiesta para siempre en todo su vasto universo. Lo que desea el hijo verdadero y lo que es voluntad del Padre infinito, SE HACE REALIDAD.1640
Para nuestra mente finita hay conceptos difíciles de comprender plenamente y se requiere nuestra fe para con la simpleza de un niño creer, pues " se requiere el ojo de la fe en el mortal nacido del espíritu para detectar y discernir los valores espirituales. Las realidades y valores del progreso espiritual, no son una proyección psicológica, ni un simple ensueño glorificado de la mente material. Estas cosas son los pronósticos espirituales del Ajustador residente, el espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No permitáis que vuestra vaga percepción de los descubrimientos inciertos de la «relatividad» afecten vuestra concepción de la eternidad e infinidad de Dios. Y en todas vuestras solicitudes relativas a la necesidad de autoexpresión, no cometáis el error de ignorar la necesidad de la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y mejor. 2049
Quien a Dios tiene nada le falta, es mucho más que una frase, porque "una de las características más sorprendentes de la vida religiosa, es esa paz dinámica y sublime, esa paz que trasciende toda comprensión humana, esa calma cósmica que simboliza la ausencia de toda duda y confusión. Tales niveles de estabilidad espiritual son inmunes a la decepción. Estos religionistas son como el apóstol Pablo, quien dijo: «Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa nos podrá separar del amor de Dios 1001
Tengamos fe porque si Dios está con nosotros ¿ qué podemos temer.? “¡ El objetivo de la eternidad nos aguarda! . La aventura del logro de la divinidad se encuentra frente a nosotros. La carrera por la perfección está en marcha. Quien quiera que lo desee, puede correr y la victoria certera, coronará los esfuerzos de cada ser humano, que participe en la carrera de la fe y la esperanza, dependiendo a cada paso de la dirección del Espíritu residente y de la guía de ese buen espíritu del Hijo del Universo, que generosamente ha sido derramado sobre toda la carne”. 365
yolanda silva solano