Si una persona no está lista para recibir, simplemente no puede hacerlo.
Cuando se trata de compartir nuestra sabiduría, nuestro amor o incluso nuestra crítica con las personas en
nuestras vidas, necesitamos preguntarnos a nosotros mismos si realmente están abiertos y listos para
recibir lo que sea que tengamos para ofrecer.
Si no lo están, estamos dificultando el proceso en lugar de ayudar.