Debemos imitar a los niños que están aprendiendo a caminar, que si caen una y mil veces, se vuelven a levantar y siguen intentando. Aunque a veces suele suceder que al caerse, les entra un poco de miedo y no quieren volver a probar. Pero pasado el momento y el miedo, lo vuelven a intentar.
También nosotros después de las caídas en los pecados y en los mismos defectos, tenemos que volver a intentar hacer las cosas bien, porque de los errores se aprende, y no hay que quedarse en el suelo, sino volver a levantarnos y perseverar.
Pero para hacerlo el niño cuenta con la ayuda de la mamá o el papá, de la maestra o la niñera.
También debemos apoyarnos en la Niñera, es decir, en nuestro Ángel Custodio, que no nos deja ni de día ni de noche y que no tiene otra función más que ayudarnos a alcanzar el Cielo.
Con la ayuda de Ellos y la buena voluntad que pongamos, saldremos victoriosos.