EL DOCTOR EXPLICÓ AL HERMANO DE LA NIÑA SU SITUACIÓN, Y LE PREGUNTÓ SI ESTARÍA DISPUESTO A DAR SU SANGRE A SU HERMANA. YO LO VI DUDAR POR SÓLO UN MOMENTO ANTES DE TOMAR UN GRAN SUSPIRO Y DECIR: "SÍ, LO HARÉ, SI ESO SALVA A LIZ.”
MIENTRAS LA TRANSFUSIÓN CONTINUABA, ÉL ESTABA ACOSTADO EN UNA CAMA AL LADO DE LA DE SU HERMANA, Y SONRIENTE MIENTRAS NOSOTROS LO ASISTÍAMOS A ÉL Y A LIZ, VIENDO RETORNAR EL COLOR A LAS MEJILLAS DE LA NIÑA. ENTONCES LA CARA DEL NIÑO SE PUSO PÁLIDA Y SU SONRISA DESAPARECIÓ. MIRÓ AL DOCTOR Y LE PREGUNTÓ CON VOZ TEMBLOROSA:
"¿A QUÉ HORA EMPEZARÉ A MORIRME?.
SIENDO SÓLO UN NIÑO, NO HABÍA COMPRENDIDO AL DOCTOR; ÉL PENSABA QUE LE DARÍA TODA SU SANGRE A SU HERMANA. Y AÚN ASÍ SE LA DABA.
DA TODO POR QUIEN AMES