El dolor tiene su lugar. Cuando lo experimentamos, sentimos pena y nos duele el corazón; esa herida purga el ego y el amor propio de nuestra naturaleza. Y el alma —nuestro verdadero YO brilla con más fuerza en ese momento.
Es por eso que de repente sentimos amor y unidad con los demás cuando ocurre una tragedia. Nuestros egos se debilitan a través del dolor emocional y nuestras almas florecen de repente.
Pero entonces, ¿por qué el dolor que has experimentado en tu vida no te ha dejado lleno de la dicha interminable que viene con la Luz?
El problema con el dolor como camino a la Luz es que, salvo pocas excepciones, los cambios en nuestro ego son sólo temporales. Con el tiempo, lentamente pero con seguridad, el ego recupera su fortaleza y reclama el control. La influencia del alma empieza a desvanecerse gradualmente. Tu buen ánimo, las nuevas prioridades y los sentimientos de amor dan paso a malas actitudes y a la intolerancia. La prioridad cambia de la familia otra vez a semanas de 70 horas de trabajo. De repente, ya no quieres cambiar el mundo. Sólo quieres cambiar tu auto por uno mejor que el de tu mejor amigo. Vuelves a satisfacer tus deseos autoindulgentes. De nuevo, vuelves a mirar mal a todo aquel que choca contigo por accidente en el centro comercial, o lo maldices en voz baja.
Tu vida diaria vuelve a ser una reacción detrás de la otra.
¿Qué puedes hacer? ¿Debes experimentar siempre una catástrofe para volver a "despertar" por corto tiempo, sólo para encontrar de nuevo a tu ego adormeciéndote en un estado de falsa seguridad?
Afortunadamente, la respuesta es no.
Si observas tu vida durante esta semana, sin duda encontrarás un área de tu vida en la que podrías empujarte hacia la incomodidad: tu salud, una relación, las deudas, los miedos, la confrontación, etcétera. Inicia la incomodidad para que el universo no tenga que ponerte entre la espada y la pared.
Esto es lo que realmente significa ser proactivo: no tratar de resolver los "problemas" a medida que van surgiendo, sino iniciar los desafíos en tu vida de frente, antes de que se conviertan en "problemas".
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