Inclinándonos hacia la grandeza -
Acuario 2010
Hace miles de años, el Zóhar describió con dos palabras la era en la que
ahora vivimos: aflicción y bendición. La aflicción se refiere a un tiempo de
gran agitación, terror y dolor, que nos afectará personal y globalmente.
Durante este tiempo, el Zóhar predijo que el sistema inmunitario de
la humanidad estaría bajo ataque. Las enfermedades nuevas y antiguas
nos atormentarían. Habría guerras globales y actos de terror, así como
la destrucción de nuestro medio ambiente.
¿Te suena familiar?
Pero también predijo que a través de estas tragedias personales y globales
la humanidad se daría cuenta de que los tesoros que obtenemos a través
del ego son ilusorios y efímeros. Y además tienen un alto precio.
El Zóhar también la llama la era de la "Bendición". Con esto se refiere a
un periodo de paz, tranquilidad, iluminación y plenitud eterna. La
enfermedad habría diezmado. El caos habría dejado de
existir. La alegría estaría por doquier.
Se nos ha planteado una elección.
La violencia en el mundo no es un caos sin rumbo. La enfermedad no es
un acontecimiento fortuito. El terrorismo no es un acto de locura aleatorio.
Los terremotos no son actos de Dios. Todos estos fenómenos negativos
nacen dentro de la oscuridad que se crea cuando nuestro comportamiento
reactivo colectivo nos desconecta a todos del reino espiritual.
Entender esta difícil verdad es el prerrequisito para efectuar el verdadero cambio.
El estado del mundo es meramente la suma total de las interacciones de
la humanidad. Los agujeros negros en el espacio, los tornados en Oklahoma,
los tiroteos en la calle, los embarazos no deseados, la paz entre las
naciones; todo depende de las interacciones entre un ser humano y otro.
Cuando los sabios de la antiguedad declararon que la Tierra es el centro
del universo, no estaban hablando de coordinadas físicas. Estaban
hablando en términos espirituales. Nuestras acciones espirituales, sean
reactivas o proactivas, dirigen el cosmos.
El simple acto reactivo de gritar a tu amigo, hablar abusivamente a tus hijos
o estafar con tu declaración de impuestos inclina tu vida y al mundo entero
hacia el lado de la Aflicción. Quizá quieras leer esta última frase de
nuevo. Y de nuevo. Es una gran carga que llevamos encima.
De igual modo, cada acto de restricción, cuando sometes a tu ego
admitiendo los celos que sientes por todos aquellos que envidias; o
cuando sueltas por fin tus antiguas y brillantes opiniones con el fin
de crear unión con un oponente; o cuando resistes el impulso de obtener
honor y prestigio para ti mismo inclina tu existencia, así como la
de la humanidad, hacia la Bendición.
Vivir con auténtica responsabilidad quizá sea la tarea más difícil que haya,
pero este mes nos da la energía extra que nuestras almas necesitan para
cambiar el mundo mirando hacia nuestro interior y cambiándonos a
nosotros mismos. Y ayuda saber que estamos ayudando al
mundo entero cuando lo hacemos.
Ya no podemos considerarnos víctimas por más tiempo. De ahora en
adelante, debemos aceptar la responsabilidad por todo lo malo que
ocurre en nuestras vidas. Debemos admitir que nosotros somos la
causa. Y ser la causa es algo bueno, porque sólo entonces podemos
ayudarnos a nosotros mismos y a los demás.
Que tengas un mes maravilloso.
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