La Navidad es una buena ocasión para probarnos a nosotros mismos nuestro grado de espiritualidad y ser capaces de no dejarnos absorber por la vorágine de las compras y el consumismo, en donde muchas veces se gasta más de lo que se tiene, con el sólo afán de “quedar bien” dando más gusto a nuestro ego, que en prodigar verdadero amor al destinatario del regalo.
El regalar sería mucho más lindo y tendría verdadero sentido navideño, si en cada obsequio, pusiéramos una tremenda cuota de empatía, de perdón y comprensión hacia el beneficiado, si al entregarlo, en nuestro corazón sólo hubiese amor verdadero, si en cada abrazo, en cada apretón de manos, fuésemos capaces de transmitir la Buena Nueva que Jesús nos trajo al nacer, para que nuestro cántico “Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad”, fuese una realidad tangible y manifiesta, en cada una de nuestras acciones, de nuestros gestos amables, de nuestras sonrisas, de nuestras vibraciones.
Ojalá este año, no hiciéramos ni un solo regalo por compromiso, o para quedar bien, regalemos con el mismo amor y dedicación que si se lo hiciéramos al mismo Jesús, porque de hecho así es, ya que El nos dijo: “ todo lo que hicisteis por uno de los más humilde de mis hermanos, a mí me lo hacéis..1727
No nos olvidemos de dejar parte importante de nuestro presupuesto, para hacer regalos anónimos, a esos hermanos que no sabemos ni siquiera su nombre, pero que nos ayudan en las tiendas que visitamos, a ese cuidador que a pleno sol o bajo lluvia cuida de nuestro auto, a esos seres abnegados que durante el año nos sirven desde el anonimato, como son quienes recogen nuestra basura, que cuidan de nuestra casa, de nuestro jardín... en fin, esas personas que no son de nuestra familia, ni son nuestros amigos pero que sí ¡ son nuestros hermanos.!
Pensemos lo que significa para esas personas anónimas, acostumbradas a recibir, unas monedas a cambio de sus servicios, el recibir de nosotros no una moneda, sino un billete y un cariñoso apretón de manos o un abrazo, deseándoles ¡feliz Navidad! Si lo hacemos, veremos en sus rostros la extrañeza y el agradecimiento. La gente humilde es mucho más agradecida de lo que imaginamos. Pero por sobre las reacciones de ellos, si lo hacemos vamos a sentir un gustito interno, porque hemos hecho algo silencioso, generoso y desinteresado, como Dios quiere que sea nuestra religión personal que no es más que “la actitud consciente de un alma individual, en sus relaciones con el Creador.1603 y en donde “la mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha.1583
Veamos en ellos, el rostro de Jesús y recordemos que Él nos dijo: “no podéis quedaros quietos en los asuntos del reino. Mi Padre requiere que todos sus hijos crezcan en la gracia y en el conocimiento de la verdad. Vosotros que conocéis esas verdades, debéis rendir cada vez más los frutos del espíritu y manifestar una devoción creciente al servicio altruista de vuestros hermanos.”
Si todas nuestras compras navideñas, estuviesen inspiradas en estos principios ¡qué diferente podría ser no sólo nuestra navidad, sino la de todos los que tengan relación con nosotros! No nos dejaríamos llevar, ni aturdir por la prisa loca que caracteriza estos días y nos daríamos el tiempo para comprar en paz y armonía, seríamos capaces de ofrecer alegría a través de una sonrisa para quienes nos atienden, tendríamos resignación para esperar en la fila, sin protestar por lo lento de su avance y prodigar dulzura y bondad mientras esperamos que nos atiendan.
“La espiritualidad, eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad para eso y es directamente proporcional a la eliminación de las características egocéntricas 1096 porque “el amor, es el deseo de hacer el bien a los demás. 648
Si nos lo proponemos, estas fiestas pueden ser un verdadero examen a nuestra fe, a lo que durante todo el año hemos dicho que creemos. Ha llegado la hora que nuestro conocimiento espiritual, se convierta en obras y deje de ser una verdad muerta. Es el momento que nos demos cuenta, que la presencia del Espíritu divino en nuestra mente, no es algo simbólico sino que es algo real y que su guía se manifiesta en forma concreta en nuestras obras. Entonces, nos daríamos cuenta que “la presencia divina no significa una vida fácil, ni la liberación de un arduo razonamiento, pero a la vez, podríamos atestiguar que dicho don divino, confiere una paz sublime de mente y una extraordinaria tranquilidad de espíritu. 1192
“La religión, es una forma de vida y una técnica de pensamiento. 1013 por eso recordemos que nuestros regalos, no necesariamente tienen que ser materiales, pues lo que Jesús nos pide es que compartamos “los frutos del espíritu y estos son: amor, alegría, paz, resignación, dulzura, bondad, fe, humildad y templanza. 381
No olvidemos que este es el verdadero significado de la Navidad y la motivación que deben tener nuestros actos. Hagamos de élla algo significativo en nuestra vida, llenémonos del amor de Dios, porque nadie puede dar lo que no tiene, busquemos el amor, la confianza y la fe, en el pesebre de ese Dios Niño, para ser capaces de poder entregar a nuestros hermanos los dones que El nos trajo. Seamos como las luces del árbol de Pascua, brillemos para todo aquél que nos quiera mirar, demos alegría, tengamos nuestra sonrisa a flor de labios, prodiguémosla en forma consciente como una forma de entregar lo que Jesús nos trajo PAZ Y AMOR
yolanda silva solano