Aún tenemos presente los momentos de alegría que tuvimos al iniciar el Nuevo Año abriendo una botella de champagne, había esfuerzo en quien pretendía abrirla y expectación en los que esperaban con sus copas vacías en la mano, que el delicioso líquido pudiera ser bebido como muestra de felicidad y de buenos augurios...
La vida es como una botella de champagne, está dispuesta para darnos alegría, pero es preciso que nos demos el trabajo de abrirla, lo cual no siempre es fácil..Además es preciso que nuestra copa este vacía y limpia...La felicidad sin un esfuerzo consciente de nuestra parte, es una utopía porque ella es un estado de conciencia personal...y por lo mismo si queremos sentirla en lo más íntimo de nuestro ser, debemos tener nuestra mente y nuestra alma vacía de los sentimientos negativos, nadie puede ser feliz abrigando recuerdos dolorosos del pasado, teniendo rencores que envenenan o miedos que paralizan el alma.
Por el sólo hecho de ser hijos de Dios, todos poseemos la semilla de la felicidad porque El habita en nuestra alma, si tuviésemos conciencia de este sólo hecho, nos daríamos cuenta que no tenemos motivos para ser miedosos ni amargados "porque nuestro mañana está en manos de Dios. 1436 que es nuestro Padre y nos ama con un amor infinito y que siempre deseará nuestro bien espiritual y material, porque ambos van unidos y se complementan, porque "mientras os dedicáis a la obtención de las realidades eternas, debéis también disponer para las necesidades de la vida temporal. 1778
Desgraciadamente se nos enseñó que esta vida es un valle de lágrimas, en vez de mostrarnos esa felicidad y ese regocijo que se origina en la vida interior, al tener la certeza que nada es por casualidad y que cualquier sufrimiento o prueba, no es más que una nueva oportunidad, para crecer y fortalecer nuestro espíritu, porque la felicidad no está fuera, no consiste en lo que tenemos sino en lo que Somos y en lo que podamos llegar a ser en el tiempo y en la eternidad.
Se dice que la felicidad es efímera, porque se le suele identificar con los afectos o con los acontecimientos favorables de nuestro entorno, sin embargo ella es algo mucho más integral y profundo, no pertenece al campo restringido de las cosas externas, porque "las seguridades temporales son vulnerables, en cambio las certezas espirituales son permanentes. 1096
La felicidad no es ausencia de preocupaciones o sufrimientos, porque eso es imposible en este planeta, porque es a través de ellos que crecemos como seres humanos, porque "es en los momentos de prueba cuando se revela el alma del hombre, la prueba revela lo que verdaderamente alberga su corazón 1814 porque la sabiduría del hombre nace de las pruebas y de los errores de la experiencia humana.58
La verdadera felicidad es un estado de conciencia que brota de lo más íntimo de nuestro espíritu, dando una nueva percepción y una nueva vida a nuestra existencia, la cual nos permite ser felices aún a través de los negros nubarrones de la aflicción, porque "los individuos nacidos del espíritu reciben una motivación especial en sus vidas 1776 que les permite decir: "he aprendido a contentarme con todo, cualquiera sea mi situación 1736 y no con un sentimiento de resignación estéril, sino con la alegría de saber que el sol volverá a brillar porque en esta vida, nada es perenne, y porque tenemos la convicción de que nada en esta vida nos ocurre por casualidad, todo es el Efecto de una Causa y todo es una lección de la Maestra Vida para que crezcamos en amor y sabiduría
Las siembras y la naturaleza entera, no podría fructificar si no existieran las estaciones del año, el hombre tampoco podría realizarse como ser humano, si no hubiesen cambios de todo tipo en su vida, porque son ellos los que lo sacan de la "la rutina que cansa y agota. 556
La felicidad verdadera está lejos de la euforia y de los acontecimientos extraordinarios, ellos son volátiles, se van con la misma rapidez que llegaron a nuestra vida. La felicidad que debemos destapar, es esa que está en el fondo de nuestra alma y que hay que ir destapando despacito, como lo hacemos con la botella de champagne, que si la agitamos nos chorrearemos enteros y perderemos gran parte de ella.
Destapar despacito la felicidad, es no perder nunca la capacidad de asombro para que cada día sea para nosotros algo diferente. No hay nada peor que acostumbrarnos a lo que tenemos, porque entonces perdemos la capacidad de verlo y valorarlo. Aprender a ser feliz con las cosas pequeñas y cotidianas, sentir el aroma de un rico café al desayuno, mirar el cielo, las flores y sobre todo tener conciencia de la gente que nos rodea y pensar que en cada uno de ellos, se esconde una partícula de Dios, entonces ¿cómo no ser gentil con ellos?
La felicidad es sinónimo del verdadero amor, mientras más la compartimos más felices somos, porque "el que quiere tener amigos, debe mostrarse amistoso. 1439 "No puedes experimentar verdadero goce, estando completamente sólo. Una vida solitaria es fatal para la felicidad. Aun las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con otros 1220 y es natural que así sea, pues al convivir con otras personas estamos ampliando nuestros horizontes mentales y emocionales al permitirnos conocer y amar a nuestros semejantes, porque no podemos "amar al Dios invisible, si primero no amamos a nuestros hermanos a quienes podemos ver. 1727. "Conocer a nuestros hermanos, entender sus problemas y aprender a amarlos, es la suprema experiencia de la vida 1431, porque habitualmente al conocer sus problemas o sus carencias, podemos apreciar y darnos cuenta de lo mucho que nosotros tenemos y que quizás hasta ese momento no hemos sabido valorar y por lo mismo no hemos agradecido a Dios en la debida forma.
Esforcémonos en sentir la felicidad de estar vivos y de entregarle nuestra voluntad a nuestro Padre, porque "la felicidad más elevada, está siempre vinculada con el progreso espiritual 1098 así, con esta actitud interior, nuestra vida cotidiana será como una llama encendida que ilumine cada día de este nuevo Año, para que incluso en forma silente podamos iluminar con ella a todos los que nos rodean...
yolanda silva solano