Para recibir las palabras de Jesús, primero tenemos que despojarnos de nuestras viejas costumbres personalistas, renacer a un mundo nuevo y estar absolutamente abiertos a los cambios, ver lo que hay detrás de las cosas, ir mas allá de las apariencias. Cambiar la indiferencia de nuestro corazón por un corazón sensible y abierto a todo lo nuevo y verdadero, y sin miedo a descubrir lo desconocido. Hay que ser capaz de saltar por sobre los viejos esquemas y hábitos repetitivos y ver, tal vez lo mismo, pero con otros ojos y otras perspectivas. Se cuenta que a un maestro oriental le preguntaron que había conseguido con la iluminación espiritual y él contestó: Tenía depresión y ahora sigo teniendo depresión, pero la diferencia está que ahora ya no me molesta la depresión.
Renacer significa aprender a dejar nuestros hábitos, un hábito bueno, no es mejor que uno malo, pues ambos duermen nuestra conciencia y se transforman en inercia. Todo hábito genera comodidad por el sólo hecho de estar haciendo lo conocido. La espiritualidad es la purificación de los mecanismos, es decir, deshabituar lo habitual, no permitir que nuestros hábitos consuman nuestra conciencia, sino que nosotros darle conciencia a nuestros hábitos. Todo lo que se hace consciente deja de ser rutinario y puede llegar a transformarse en una verdadera adoración a Dios, porque no olvidemos que "la adoración es la técnica de buscar en el Único, la inspiración para servir a muchos. 1616.
Renacer, como nos lo pide Jesús, no exige cambios externos, el entorno puede continuar siendo el mismo, pero somos nosotros los que debemos cambiar. Muchas veces no quejamos que somos esclavos del tiempo, del trabajo, de la sociedad, de la familia, sin comprender que somos nosotros mismos quienes nos hemos puesto estas pesadas cadenas, porque lo mismo que nos toca vivir, lo podríamos experimentar en otra forma si nuestra disposición interna fuese diferente. "La norma de los valores verdaderos debe buscarse en el mundo espiritual y en los niveles divinos de la realidad eterna. Un mortal ascendente debe reconocer que todas las formas inferiores y materiales son efímeras, parciales e inferiores. 1457.
Renacer espiritualmente es dejar de tener prejuicios ante la vida, ante las personas, ante nuestras propias acciones. Una de las cosas que más limita nuestro accionar, es el prejuicio. Generalmente etiquetamos a las personas por alguna actuación indebida y luego no nos molestamos en otorgarle la posibilidad de cambiar y nos quedamos más con la imagen de un personaje que con la persona. En nuestra vida diaria también encasillamos nuestras acciones, una mala experiencia nos marca, en vez de replantearnos el hecho y transmutarlo en algo positivo. En vez de enjuiciar y encasillarnos a nosotros mismos, debemos aumentar nuestro nivel de conciencia, unirnos sinceramente a nuestro Espíritu residente y esforzarnos por aceptar todo lo que nos ocurre y amar a todos los que nos rodean. Cuando el verdadero amor sea nuestro único guía, el concepto en sí no tendrá razón de ser, porque veremos una realidad que está más allá de la simple apariencia. "No os dejéis enceguecer por el prejuicio, ni paralizar por el miedo. 1745.
Pero renacer no es fácil, así como el bebé debe pasar nueve meses en el vientre materno antes de nacer a la vida, nuestro espíritu también se toma su tiempo, el despertar interno requiere también de un lento proceso de crecimiento, pero el tiempo "no es lo más importante, no es la rapidez de nuestro progreso la que importa sino su seguridad. Vuestro logro real no es tan importante como el hecho de que la dirección de vuestro progreso es hacia Dios. Lo que logréis llegar a ser día tras día, es infinitamente más importante que lo que sois hoy. 1653.
Lo importante es tener la voluntad de cambiar no sólo nuestras conductas erróneas, sino también aquellas actitudes que no son malas, pero que al ser repetitivas se vuelven autómatas y nos duermen impidiéndonos ver la realidad tal cual ella es. Tenemos que cambiar porque "no entras al reino de los cielos a menos que hayas nacido nuevamente, nacido del espíritu. 1130. "Exijo de vosotros una rectitud que excederá a la rectitud de los que buscan obtener los favores del Padre con la limosna, la oración y el ayuno. Si queréis entrar al reino, debéis tener una rectitud que consista en amor, misericordia y verdad, el deseo sincero de hacer la voluntad del Padre. 1576.
Estemos alertas a todo lo que nos ocurre, porque es la única forma de prestar atención a las palabras de Jesús para "no cometer el error de escuchar la enseñanza con la mente, pero sin que nuestro corazón comprenda su significado. 2052
yolanda silva solano