Para armonizar con todos,
aprende a escuchar lo que dicen y sienten.
Mucho más que las palabras,
las personas cuando nos expresamos
emitimos sentimientos y emociones.
Al escuchar las palabras,
se está solamente escuchando
lo que el otro dice y es algo mecánico,
no muy profundo.
Cuando percibo sus sentimientos,
entonces empiezo a abrir una nueva puerta
para la comunicación, pues daré una respuesta no solamente a las palabras sino también
a las emociones que el otro siente.
Y de esta forma,
convertimos la comunicación diaria
en un ejercicio de humanismo.