Tienes un ideal, pero cerca de ti hay personas que no te gustan y que, a tu juicio, te impiden realizarlo, y estás tentado a retomar tus ocupaciones ordinarias. Pues bien, he aquí una muy mala reacción. Si tienes un ideal, no lo abandones a causa de las personas que te desagradan. Nadie es perfecto, es necesario soportarse unos con otros. Si piensas que los demás no tienen que hacer ningún esfuerzo para soportarte, das prueba de gran orgullo. Piensa cada día que hay personas que te soportan y descubrirás, de esta forma, la humildad. La humildad es una virtud, pero es ante todo una sabiduría, una forma de comprender, ella sabe cómo situar las cosas. Sí, la verdadera humildad es una sabiduría ya que ella ve claro, mientras que el orgullo oscurece la visión. Pregúntate pues cómo te ven y te sienten los demás – tal vez, también hay algo en ti que les molesta y que les hace daño – y continua trabajando. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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