Siente y expresa…
Siente y expresa en cada momento
tu Divina Conexión con el Todo,
y con cada persona, lugar y cosa.
Aprovecha cada circunstancia, reconoce cada falta,
comparte todo el júbilo, contempla cada misterio,
camina en los zapatos de cada hombre,
perdona cada ofensa (incluyendo las propias),
sana todos los corazones,
respeta la verdad de cada persona,
adora al Dios de cada uno,
protege los derechos de todos los seres humanos,
preserva la dignidad de cada quien,
promueve los intereses de todas las personas,
provee las necesidades de los que te rodean,
da como un hecho la santidad de cada persona,
saca a la luz los mayores dones de tus semejantes,
propicia la bendición de todos,
y pronuncia la seguridad de su futuro
en el firme amor a Dios.
Sé una viva representación
de la Verdad más elevada
que reside en tu interior.
Habla sobre ti mismo con humildad,
para que nadie confunda
tu Verdad más Elevada con un alarde.
Habla suavemente
para que nadie piense
que solo estás llamando la atención.
Habla con amabilidad,
para que todos puedan conocer acerca del Amor.
Habla abiertamente,
para que nadie piense que tienes algo que ocultar.
Habla con sinceridad,
para que no se interprete erróneamente.
Habla con frecuencia,
para que realmente se propague tu palabra.
Habla respetuosamente,
ya que todos merecen tu consideración.
Habla amorosamente,
para que cada sílaba sirva como un alivio.
Habla de Dios en cada expresión.
Haz de tu vida un don.
Recuerda siempre: ¡tú eres el don!
Sé un don para cada persona que entre en tu vida,
y para todos aquellos en cuya vida tú participas.
Ten cuidado de no entrar en la vida
de otro si no puedes ser un don.