Si fuéramos honestos con nosotros mismos, probablemente podríamos sentarnos y
crear una larga lista de las cosas de las que somos esclavos en nuestra vida; y si alguna
vez hubo una semana para hacer eso, es esta semana. La energía disponible en el
cosmos en este momento puede ayudarnos a ver todas las áreas donde hemos
entregado nuestro poder al deseo de recibir sólo para sí mismo.
La cautividad tiene muchas formas. Para algunos, puede presentarse como una adicción
a algo físico como drogas o comida, mientras que otros pueden ser presa de
esclavitudes más emocionales como atención o aprobación. Todos nos hemos
permitido ser serviles de algo. Pero no tiene que ser de esta manera.
Hay una guerra que ocurre constantemente dentro de nosotros, y es una batalla entre la
voz de la Luz y la voz de la oscuridad. Es igual a las caricaturas en las que ves el ángel
en un hombro y al diablo en el otro. La voz de la Luz que emana desde nuestra alma
nos dirá: "Sabes en tu corazón y en tus entrañas que esto no es bueno para ti"; mientras
que la otra voz, alimentada por los antojos de la fisicalidad, nos dirá: "No eres suficientemente
fuerte para resistirte", o "puedes comenzar mañana" o, inclusive, "Sí, tienes razón
en que no debo hacerlo. Pero vamos a hacerlo de todas maneras".
Lo que olvidamos es que tenemos una elección. ¡Escogemos la voz de la cual
recibimos instrucciones! Podemos vivir nuestra vida alcanzando el potencial de
nuestra alma o podemos entregarnos a la gratificación instantánea de los
placeres egoístas y perpetuar nuestras adicciones.
Cuando simplemente nos damos permiso de abandonar la batalla contra esos
pensamientos que intentan tirarnos hacia abajo, negamos nuestro poder innato
de ser la fuerza creativa de nuestra vida.
En lugar de no asumir la responsabilidad, podemos escoger luchar. Podemos buscar la
Luz para que nos ayude a vencer la oscuridad. El Creador es una fuerza proactiva
iniciadora de benevolencia. La Kabbalah nos enseña que si queremos tener alguna
conexión con la Luz, debemos ser más como la Luz. Cuando esos demonios se
presenten, activa el deseo de compartir y busca maneras de ayudar a los demás. Esto
atraerá la Luz para combatir la oscuridad. Este es el lugar que constantemente
tenemos que luchar por alcanzar.
El camino a la libertad comienza con la comprensión de que no sólo la esclavitud existe
dentro de nosotros, sino que no tenemos que tolerarla.