No te canses,
del dolor de cada rato...
del pulimento diario...
del deber de cada dia...
del viento que te atrasa...
de que los otros te importunen
de que te sientas solitario...
de que se te recrudezcan las cruces...
de que la Fé te exija...
de que te enredes en lágrimas...
de que te sientas impotente...
No te canses,
aunque la vida siempre te esté pidiendo algo...
aunque los otros siempre estén tocando a tu
puerta...
aunque nadie te reconozca, te distinga, ni te
agradezca.
No te canses,
de escuchar lamentaciones... inconformidades...
rebeldías.
No te canses,
de ser hombro, escalón, pañuelo y Fé.
No te canses,
aunque se te acalambren los pies...
aunque se te arruguen las manos...
aunque llegues a creer que de "duele la vida."
¡No te canses!
¡Deja que descansen los demás!
No te canses,
de llenar vacíos...
de sembrar rosas...
de conducir a otros.
No te canses,
de dar servicio...
de que te pasen por alto...
de que alguna espinita te moleste.
No te canses,
de lo duro del camino...
de lo alto de la montaña
de lo débil de tu luz.
No te canses,
de prestar lo que tienes... los pies... las manos...
los ojos... las palabras... el corazón.
No te canses,
de ser grande en pequeñeces...
No te canses,
de abrir puente...
gotear amor...
sembrar en el barro...
y sufrir cosas de otro...
de ser roció en las almas...
de ser polvo en las corolas...
!de dar la talla por dentro!
¡No te canses!
¡Deja que descansen los demás!