Existen dos realidades: la realidad física, la cual incluye nuestras
vidas frecuentemente caóticas, y la realidad metafísica donde existe un orden absoluto, perfección
y energía espiritual infinita, o Luz.
La razón por la que experimentamos caos es porque vivimos principalmente en la realidad física.
Incluso para aquellos de nosotros que somos espirituales, si somos honestos con nosotros mismos,
probablemente dedicamos como máximo una hora al día para expandir nuestra conciencia a través
de la meditación o el estudio espiritual. Esto constituye un pequeño porcentaje de nuestro día entero.
Esto no significa que tengamos que vivir nuestra existencia meditando en una montaña. Al contrario,
el propósito de la enseñanza es un propósito práctico: capacitarnos para atraer energía de la dimensión
espiritual e infundirla en cada parte de nuestras vidas materiales.
Esto no es fácil. Requiere conciencia, esfuerzo, disciplina y apoyo.
Parte del camino espiritual es vivir en el mundo material, pero no reaccionar a él. Esto puede
frecuentemente sentirse como algo imposible, pero con la ayuda de la energía a la cual accedemos
al invertir en meditar, estudiar y por el uso de estas herramientas podemos elevar nuestra
conciencia a un lugar en el que no somos movidos por el caos del mundo físico. Es con esta conciencia
que nos conectamos a la posibilidad de atraer grandes milagros y bendiciones a nuestras vidas.
Llevar nuestras vidas conectados a algo mucho más grande es posible, pero todo comienza con una inversión
espiritual. Si actualmente estás dedicando cinco minutos al día en estudiar, dedica diez. Si tu vida se ha
beneficiado gracias a estas Afinaciones, considera que puede ser tiempo de que lleves tu inspiración al
siguiente nivel y consigas un maestro.