Es algo difícil de aceptar, pero nada ocurre de manera repentina. No despertamos
un día y encontramos un árbol ya grande en nuestro patio, porque en el mundo de
lo físico existe siempre un proceso.
Cada acción que realizamos en nuestras vidas siembra la semilla que se manifestará
en algo positivo o negativo.
Una buena acción el día de hoy puede manifestarse en bendiciones el día de mañana
cuando más las necesitemos.