"Se dice en los Evangelios que tres días después de que el cuerpo de Jesús fuera bajado de la cruz y colocado en su sepulcro, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé descubrieron que la losa que cerraba el sepulcro había sido desplazada, y fueron a anunciar a los discípulos que Jesús había resucitado. Pero la realidad material de este hecho no es lo más importante. Lo esencial, es su significado para nuestra vida interior, lo que la imagen de la semilla nos ayuda a comprender. Una vez plantada la semilla, ésta se divide en dos y muere tras haber dejado salir de su seno el germen de vida. El sepulcro, es nuestra naturaleza inferior en la cual debemos hacer una apertura para poder salir. Algunos han visto en el sepulcro una representación del cuerpo físico, y no es del todo falso, pero en realidad, lo que impide la manifestación de la vida divina, la manifestación del espíritu, no es tanto el cuerpo físico, sino más bien esta coraza fluídica hecha de todos los deseos, codicias y tensiones de nuestra naturaleza inferior. Es ella la que se interpone entre nuestro espíritu y el cuerpo físico. Si no estuviera continuamente creando toda clase de miasmas y de humaredas, nuestro espíritu tendría el control perfecto del cuerpo físico. "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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