Señor, aunque a veces no vea claro, yo sé que siempre estás presente. Permites que tenga problemas, pero no para hacerme sufrir, sino para que pueda madurar y crecer, para que aprenda a superarme y para que pueda entrar en las profundidades del Espíritu.
A veces no me concedes lo que te pido porque no es el momento, o porque no es lo mejor para mí. Pero tarde o temprano me darás lo que más necesita mi corazón. No me lo darás como yo lo imagino, pero me lo regalarás de la manera que sea más conveniente para mí.
Creo que de todo lo que me está pasando sacarás algo bueno para mí, algo bello, algo que mi corazón necesita. A veces no te descubro a mi lado porque mi mente y mis sentimientos son muy pequeños y no te pueden abarcar. Pero nunca permitas que decaiga mi fe. Creo, Señor. Aumenta mi poca fe. Amén.
Víctor Fernández