La moralidad no se puede promover ni por ley, ni por la fuerza, es un asunto de libre albedrío.
Libro de Urantia.Pág.193
Una de las cosas más relativas es la moral, porque ella depende en gran parte de las costumbres de la época, de las razas, las religiones y también del discernimiento de la persona, porque "la moralidad de cualquier acción está determinada por la motivación del individuo. Jesús liberó la moral de todas las reglas y ceremonias y la elevó a niveles majestuosos de pensamiento espiritual y de vida verdaderamente recta."1585 porque lo realmente importante no es lo hacemos sino lo que en esencia Somos.
"Jesús enseñó que la rectitud de todo acto debe ser medida por el motivo. Enseñó la religión como causa y la moral y la ética como resultado. Se preocupó siempre por aquella relación interior y espiritual con el Padre y que tan certera y directamente se manifiesta experiormente en el servicio amante de los hombres. Aclaró que el reino del cielo debe comenzar, con el concepto dual de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlacionado de la hermandad de los hombres, y debe centrarse en esto. La aceptación de esta enseñanza, aclaró Jesús, liberaría al hombre de su larga esclavitud del miedo animal y al mismo tiempo enriquecería el vivir humano, porque este nuevo evangelio presenta el alcance espiritual, como meta auténtica del vivir. Jesús intentó constantemente hacer comprender a sus apóstoles y discípulos, que debían adquirir por la fe, una rectitud que excediera la rectitud de las acciones esclavizantes que algunos de los escribas y fariseos con tanta vanagloria mostraban al mundo."1863
Cuando descubramos que estamos actuando para quedar bien ante los demás, debemos preocuparnos de no caer en las mismas faltas farisaicas, pues no podemos olvidar que "las obras de mojigatería no compran el favor de Dios, porque las oraciones públicas no expían la falta de fe viviente. Podréis engañar a los hombres con vuestra apariencia exterior, pero Dios mira dentro de vuestra alma. Lo que os digo está bien ilustrado por dos hombres que fueron a orar al templo, el uno un fariseo, y el otro un publicano. El fariseo estuvo de pie y oró para sí mismo: `Dios, doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son extorsionadores, ignorantes, injustos, adúlteros o aun como este publicano. Yo ayuno dos veces por semana; doy diezmos de todo lo que gano'. Pero el publicano, parado a la distancia, ni siquiera se atrevió a levantar los ojos al cielo, sino que golpeándose el pecho dijo, `Dios, ten compasión de este pecador'. Yo os digo que el publicano se fue a casa con la aprobación de Dios, más bien que el fariseo, pues el que se exalta a sí mismo será humillado, pero el que se humilla será ensalzado."1838
Como nuestro ego y nuestro inconsciente permiten que fácilmente nos autoengañemos y nos creamos espirituales porque hacemos algunas cosas buenas, es preciso hacer continuamente un exámen de conciencia y preguntarnos ¿cuáles son mis verdaderas motivaciones para actuar como lo estoy haciendo? ¿Es mi deseo de buscar reconocimiento o estoy actuando por amor a mi Padre y a mis hermanos?
" La conciencia espiritual esclarecida del hombre evolucionado, no se preocupa tanto por una creencia intelectual específica o por un modo particular de vida, sino por descubrir la verdad del vivir, la técnica buena y justa de reaccionar a las situaciones constantemente recurrentes de la existencia mortal. La conciencia moral es tan sólo un nombre aplicado al reconocimiento y conocimiento humano de aquellos valores éticos y morales emergentes que el deber demanda que el hombre obedezca en el control y guía diarios de su conducta." 1115
yolanda silva solano