LOS AJUSTADORES Y LA VOLUNTAD HUMANA
Cuando los Ajustadores del Pensamiento moran en la mente humana, traen con ellos las carreras modelo, las vidas ideales, tal como determinadas y preordenadas por ellos mismos y por los Ajustadores Personalizados en Divinington, que han sido certificados por el Ajustador Personalizado de Urantia. Así empiezan su tarea con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de sus sujetos humanos, pero no incumbe a ningún ser humano aceptar este plan. Vosotros estáis todos sujetos a la predestinación, pero no está preordenado que debáis aceptar esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar cualquier porción del programa de los Ajustadores del Pensamiento o todo el programa. Es su misión efectuar en la mente aquellos cambios y hacer aquellos ajustes espirituales que vosotros autoricéis voluntaria e inteligentemente, para el fin de ganar más influencia sobre la direccionalización de la personalidad; pero bajo ninguna circunstancia se aprovechan estos divinos Monitores de vosotros ni influyen arbitrariamente en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan vuestra soberanía de la personalidad; siempre están sometidos a vuestra voluntad.
Son persistentes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero jamás actúan violentamente sobre el yo volitivo de su anfitrión. Ningún ser humano será jamás espiritualizado contra su propia voluntad por un Monitor divino; la supervivencia es un don de los Dioses que debe ser deseada por las criaturas del tiempo. En último análisis, sea lo que fuere lo que el Ajustador consiguió por ti, los registros mostrarán que se ha realizado la transformación con tu consentimiento cooperativo; habrás sido un socio voluntarioso del Ajustador en el logro de cada paso de la tremenda transformación de la carrera de ascensión.
El Ajustador no intenta controlar vuestro pensamiento como tal, sino más bien espiritualizarlo, para eternizarlo. Ni los ángeles ni los Ajustadores se dedican directamente a influir sobre el pensamiento humano; ésa es prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores están dedicados a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos de pensamiento; pero más especial y específicamente laboran por construir las contrapartes espirituales de vuestra carrera, las transcripciones morontiales de vuestro verdadero yo en avance, para fines de supervivencia.
Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles más altos de la mente humana, buscando incesantemente producir duplicados morontiales de cada concepto del intelecto mortal. Existen por lo tanto dos realidades que influyen, y están centradas en, los circuitos de la mente humana: una, el yo mortal evolucionado de los planes originales de los Portadores de Vida, la otra, una entidad inmortal desde las altas esferas de Divinington, un don residente de Dios. Pero el yo mortal es también un yo personal; tiene personalidad.
Tú, como criatura personal, tienes mente y voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene premente y prevoluntad. Si te conformas tan plenamente con la mente del Ajustador, como veis con los mismos ojos, entonces vuestras mentes se vuelven una sola, y tú recibes el refuerzo de la mente del Ajustador. Posteriormente, si tu voluntad ordena y obliga a la ejecución de las decisiones de esta nueva mente combinada, la voluntad prepersonal del Ajustador obtiene expresión de personalidad a través de tu decisión, y en cuanto se refiera a ese proyecto en particular, tú y el Ajustador seréis uno. Tu mente ha alcanazado la sincronización divina, y la voluntad del Ajustador ha logrado expresión de personalidad.
Hasta el grado en que se efectúe esta identidad, estás mentalmente acercándote a la orden de existencia morontial. La mente morontial es un término que significa la sustancia y suma total de las mentes en cooperación de naturaleza diversamente material y espiritual. El intelecto morontial, por lo tanto, denota una mente doble en el universo local dominada por una voluntad. Y con los mortales ésta es una voluntad, de origen humano, que se está tornando divina a través de que el hombre indentifique la mente humana con la dote mental de Dios.