Tu propósito interior es despertar. Tan sencillo como eso. Compartes ese propósito con todas las demás personas del planeta, porque es el propósito de la humanidad. Tu propósito interior es una parte esencial del propósito del todo, el universo y su inteligencia emergente. Tu propósito externo puede cambiar con el tiempo. Varía mucho de una persona a otra. Encontrar el propósito interior y vivir alineado con él es el fundamento para lograr tu propósito externo. Es la base para tu verdadero éxito.
El sufrimiento tiene un propósito noble: la evolución de la consciencia (el despertar) y la extinción del ego. El hombre en la cruz es una imagen arquetípica. Es todos los hombres y todas las mujeres. Mientras te opongas al sufrimiento, será un proceso lento porque la resistencia produce más ego para consumir. Sin embargo, cuando aceptas el sufrimiento, hay una aceleración de ese proceso que se ocasiona por el hecho de que sufres conscientemente.
Tu no te vuelves bueno intentando ser bueno, sino encontrando la bondad que está ya dentro de ti y permtindo que emerja. Pero solo puede emerger si algo fundamental cambia en tu estado de consciencia. “No busques la verdad. Deja solamente de retener las opiniones”. ¿Que quiere decir eso? Que sueltes la identificación con tu mente. Aquello que tu eres y que está más allá de tu mente, emerge entonces por sí mismo. -Cuando reconoces la inconsciencia que hay en ti, lo que hace posible el reconocimiento es la consciencia que está surgiendo, es el despertar. No puedes luchar contra el ego y vencer, lo mismo que no puedes luchar contra la obscuridad. La luz de la consciencia es todo lo que se necesita. Tu eres esa luz.
Una gran parte de la vida de muchas personas está consumida por una preocupación obcesiva por las cosas, cualquier cosa que el ego busque y a lo que se apegue es un sustituto del Ser, que no puede sentir. Puedes valorar las cosas y cuidarlas, pero siempre que te apegas a ellas sabrás que eso es el ego. Tu nunca estás apegado a una cosa en realidad, sino a un pensamiento que contiene “yo” o “me” o “mi”. Cuando aceptas completamente una pérdida, trasciendes el ego y emerge quien eres tu, el yo Soy que es pura consciencia.
Mucha gente no se da cuenta, hasta que en la cercanía de su muerte, todo el concepto de propiedad se revela como fundamentalmente insignificante. Se da cuenta de que mientras estuvo buscando a lo largo de su vida un sentido de sí mismos más completo, lo que en realidad estuvo buscando, era su Ser, que estuvo allí siempre, pero en gran medida oculto por su identificación con las cosas, lo que en último término significaba identificación con su mente. Para algunos el despertar ocurre cuando súbitamente se dan cuenta del tipo de pensamientos que tienen habitualmente, especialmente los pensamientos negativos persistentes con los que pueden haber estado identificados toda su vida; repentinamente hay una consciencia que se da cuenta del pensamiento, pero que no es parte de él.
El movimiento de retorno en la vida de una persona, el debilitamiento o disolución de la forma, sea por la vejez, la enfermedad, la discapacidad, la pérdida o algún tipo de tragedia personal, tiene un gran potencial para el despertar espiritual, la desidentificación de la consciencia de la forma. Sin embargo, a medida de que la nueva consciencia esta empezando a emerger en el planeta, cada vez más personas necesitarán menos ser sacudidas para tener un despertar. Adoptan el proceso de despertar voluntariamente, la dimensión espiritual vendrá a este mundo a través del movimiento externo -pensamiento, habla, acción, creación- tan poderosamente como a través del movimiento de retorno.
Amar es reconocerse en otro. La “otredad” del otro se revela entonces como una ilusión que pertenece al reino puramente humano, el reino de la forma. Cuando otro te reconoce a tí, ese reconocimiento atrae la dimensión del Ser más plenamente a este mundo a través de ambos. Ese es el amor que redime al mundo. (Tomado de "En unidad con la vida" - Eckart Tolle)
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